La Tercera División ya ha quemado 11 de las 38 jornadas que presenta su calendario. Buen muestreo para empezar a sacar conclusiones de una liga con todavía margen suficiente para variar, pero con dinámicas firmes que confirman las aspiraciones de algunos equipos y también los problemas que tienen otros.
El estadio de O Couto no descansa nunca. Todo los fines de semana presume de partido en la liga. El mejor escenario para analizar a dos equipos hasta ahora antagónicos. Por un lado un Ourense CF imparable. Líder en solitario de la liga. Por otro, una UD Ourense dubitativa desde el inicio. Con solo un punto de ventaja sobre el descenso. Demasiada diferencia entre dos equipos que iniciaban la temporada con objetivo similares.
Los pontinos son las sensación de la liga. Líder en solitario, el equipo más goleador de la competición y el segundo que menos goles recibe.
Números imponentes
Fran Justo le está sacando todo el zumo a una plantilla larga y equilibrada. Desde el 3-0 en la jornada inaugural al Bergantiños no ha bajado el ritmo.
Los 28 puntos de 33 posibles son números de récord. Los mismos que el Bergantiños la temporada pasada, superiores a los 26 del Silva en 2017 y muy por encima de otros líderes como Rápido de Bouzas (23 puntos), Barbadás (22) o Choco (22) de las campañas anteriores.
Los goles tampoco engañan. El mejor líder de la competición a estas alturas de la campaña y con una diferencia de goles (+17) que tampoco tiene competencia.
Adri Castro es, hasta ahora, la principal referencia ofensiva del Ourense CF. El delantero formado en el Deportivo de La Coruña firma ya 7 goles, cuando la temporada pasada el máximo realizador del equipo, Rely Cabral, no pasó de 10 al acabar la liga.
El delantero brasileño "Vavá" se suma ahora a una plantilla sobrada de jugadores con gol. Pibe, Renán y Lamelas ya suman tres tantos.
La cruz
En la oficina de al lado, todo lo contrario. Desde el empate inicial ante el Paiosaco, la UD Ourense no ha conseguido acercarse nunca a las expectativas. Pese al mensaje prudente lanzado por el club, la permanencia no es un objetivo válido paran un equipo que, juegue o no la promoción, está obligado a estar mucho más cerca de ella. Nunca coqueteando con el descenso.
Repite el cuerpo técnico y también el bloque de la plantilla y, precisamente por eso, cuesta más encontrar explicación a una dinámica tan decepcionante.
La temporada pasada, a estas alturas de liga, el equipo rojillo estaba quinto, a un partido de la segunda plaza. Hoy está solo un punto y un puesto por encima del descenso. Si acabase así la liga estaría en riesgo por los arrastres.
¿Qué le pasa a la UD Ourense?
Si la explicación es numérica, el motivo es indiscutible. La UDO ha bajado su rendimiento defensivo. Empezando por la portería o como bloque, pero encaja muchos más goles que la temporada pasada.
En la jornada 11 de la campaña anterior, el equipo entrenado por Fernando Currás llevaba 4 goles encajados. Ahora acumula 16. Para llegar a esa cifra en la liga pasada habría que ir hasta la jornada 24.
El dato es determinante, más aún cuando en la faceta goleadora los números son muy similares. El equipo ilusionante y competitivo que peleaba en 2018 por los puestos de promoción sumaba 13 goles, solo dos más que ahora.
Pese a la contundencia de los datos que presenta, la UD Ourense tiene argumentos y ejemplos a los que agarrarse para confiar en la remontada.
El primero de ellos está en la propia plantilla. Un equipo con jugadores de garantías y fondo de armario para probar o mejorar sobre la marcha y "reforzada" además con el regreso de Rubén Arce. La lesión del extremo de Piñor fue una de las claves en el bajón en el último tercio de la campaña pasada. Su vuelta es una acicate para volver a pensar en positivo.
También tienen en el club rojillo equipos a los que tratar de imitar. La campaña pasada, sin ir más lejos, el Alondras ocupaba el mismo puesto (16º)en la jornada 11 de competición y acabó jugando la promoción de ascenso a Segunda División B. ¿Por qué no?
Quizá acompañando al ahora líder Ourense CF o a un Barco que también está en esa pelea. Pero lo suyo es otra historia.
