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Entrevista
Muchos pueden hablar de Pelé tras haberlo visto jugar por televisión o en los estadios, algunos incluso tras haberlo sufrido o disfrutado en el terreno de juego, pero muy pocos con las experiencias y las vivencias de Pepe Macía. Fue su compañero en el Santos 12 temporadas y amigo personal desde que se conocieron en 1956 hasta el último día de “O Rei”. Una estrella del fútbol brasileño y leyenda del Santos que además tiene sangre ourensana, sus padres eran de Verín.
“Puedo hablar bastante de Pelé porque jugué más de diez años a su lado, el con el número 10 y yo con el número 11”, dice un delantero que puede presumir de ser el jugador del Santos con más títulos (27) e incluir dos Copas Libertadores y dos Intercontinentales.
Con Pepe no hay debate: “Para mí y para todo el mundo Pelé ha sido el mejor jugador que ha pasado por el planeta. Ya he dicho en varias entrevistas que él debió venir de Saturno, que no era terráqueo”. Y añade: “Diez años después él estaba haciendo cosas nuevas y que no hacía el primer año. Por cosas como esas digo que él era un E.T., que era el mejor jugador de todos los tiempos”.
Con un castellano muy bueno y una memoria sobresaliente para tener ya 87 años recuerda la historia personal con el que acabaría siendo una leyenda del deporte mundial: “Pelé llegó al equipo en el año 1956. Yo ya estaba en el Santos, ya era un jugador profesional y había empezado a jugar desde el final del 54. Yo ya era el puntero izquierdo del Santos”.
Empieza por el día que se conocieron: “Waldemar de Brito, un antiguo jugador muy exitoso en el Brasil, fue el que lo trajo al Santos. Recuerdo que yo estaba en una peluquería, ahora ya no necesito ir tanto (risas), y él (De Brito) estaba tomando un café allí cerca. Vino a hablar conmigo y me dijo: ‘Pepe, estoy trayendo un ‘garoto’ que te va a gustar mucho’. Le pregunté como se llamaba y me dijo: ‘Se llama Edson, Edson Arantes do Nascimento, pero juega con el nombre de Pelé”. Y sigue: “Pelé estaba allí tomando un cafecito y fuimos para que me lo presentase. Cuando nos vimos recuerdo que él (Pelé) me dio un abrazo muy fuerte y me giré a Waldemar y le dije: Parece que el chico viene con muchas ganas de quedarse. Casi me parte en dos”.
Un niño en un equipo que ya era campeón y con Pepe Macía como uno de sus referentes. La irrupción de Pelé fue casi instantánea: “El entrenador del equipo era Lula y un día me llamó, poco después de que Pelé llegase al club, y me dijo: ‘Pepito, nunca he visto nada parecido. Este negrito va a ser el mejor jugador de Brasil, juega muchísimo’. Y mira tú, no fue solo eso, fue el mejor jugador del mundo”, recuerda el delantero de raíces ourensanas. “Empezamos a entrenar, a jugar y fue siempre un éxito enorme. Estuvimos prácticamente 10 o 12 años juntos, siempre a su lado izquierdo. Pelé y Pepe siempre juntos”.
La llegada al primer equipo fue tras “romperla” con una especie de equipo “B” del Santos: “Lula lo ponía en los entrenamiento y ya empezó a meter goles desde el primer día. Él veía que tenía ahí una joya y para presionarlo un poco lo llevó a jugar con el equipo mixto, que aquí es una mezcla de cuatro o cinco profesionales y el resto juveniles. Se fueron a jugar por Sao Paulo y por el centro del Brasil y pronto demostró que ya estaba listo para jugar en el primer equipo”.
Como toda historia tiene siempre esa pizca de “fortuna” o de “oportunismo” que siempre hace falta para llegar a la meta: “Había un jugador en el primer equipo que se llamaba Vasconcelos. Era un muy buen jugador y metía muchos goles también, pero se fracturó la pierna derecha, y ahí fue cuando Lula dijo que era el momento de meter a Pelé. Ahí comenzó la carrera de Pelé y el resto de la historia ya la sabe todo el mundo”.
Pepe destaca de Pelé que “hacer gol era su mejor virtud, pero jugaba muy bien. Era un gran goleador y tenía mucha visión de gol. Él era un jugador perfecto. Tenía buena pierna derecha, buena pierna izquierda, cabeceaba bien, tenía velocidad y no se intimidaba porque, aunque le pegaban mucho, él también devolvía. Era maravilloso”.
Las cifras del Santos con Pelé y Pepe son abrumadoras, un equipo que dominó el fútbol brasileño y sudamericano y que cimentaba una selección canarinha que fue capaz de ganar dos Mundiales consecutivos: “El Santos ya éramos un buen equipo, pero con Pelé pasamos a ser todavía más fuertes y a ganarlo todo. Los rivales tenían muchos problemas para defender nuestro ataque y yo tuve el honor de ser parte de ese ataque: Pelé, Dorval, Coutinho, Mengalvio y Pepe. Yo era el único cara pálida, el único blanco. Eran cuatro negritos que hacían cosas increíbles y Pelé era el mejor de todos de ellos”.
Pepe lo sabe por haber compartido miles de minutos en el césped, pero es imposible no “entregarse” a un jugador que fue un adelantado a su tiempo y que dominó el fútbol todos los años que jugó. “Incluso sabiendo que ya era considerado el mejor, él era normal. Luego dentro del campo se transformaba. Él no era el capitán del Santos, era Zito, que le echaba alguna buena bronca, pero Pelé siempre trataba de hacerlo todo bien”.
Una delantera imparable para un equipo inolvidable. Pelé y Pepe son historia del Santos y del fútbol brasileño. Un “negrito imparable” y un “cara pálida” con sangre de Ourense que ha presumido muchas veces a lo largo de su trayectoria y como futbolista y como entrenador de sus orígenes. Aunque hoy la llamada sea por la peor noticia posible: “Vi a Di Stéfano, vi a Puskas, vi a Gento, vi a Guardiola... vi a muchos jugadores realmente extraordinarios, pero un jugador tan completo como Pelé es imposible. Se ha ido el mejor jugador del mundo, pero a mí se me ha ido un amigo. Lo voy a echar mucho de menos”.
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