Vane Barberá, portera del Envialia que se retira a final de curso, asegura que “mi vida y lo que soy es por este deporte”
Un cuarto de siglo por la mente en solo unos segundos camino al banquillo. Reconocimiento, agradecimiento y mucha emoción en una despedida que no debe sonar a más que un “hasta luego” pues el fútbol sala es demasiado para Vane Barberá. Madrileña de nacimiento y ourensana de adopción, el fin de semana pone el punto y final a su carrera deportiva y el sábado se despidió de su afición ante el Leganés y con triunfo de su equipo (3-1).
Pocas pueden presumir de haber jugado en los mejores equipos nacionales o ser la capitana de la selección española, con la que llegó a disputar cuatro Torneos Mundiales. Brillante palmarés para una trayectoria que desde el domingo ya es legado. “Este deporte me apasiona, toda mi vida y lo que soy es por el fútbol sala”, asegura.
Lejos queda el debut en Primera con solo 15 años, o la llegada a la selección con 18. Desde entonces, deporte de élite para una Vane Barberá de la que el fútbol sala ourensano lleva disfrutando una década. “Muchas veces nos obsesionamos con ganar y es verdad que los títulos son el mejor premio posible al trabajo realizado, pero yo me quedo con las personas. Tal vez sea porque en todos los equipos en los que estuve siempre me sentí muy querida, pero más allá de los títulos de estos 25 años me quedo con la gente con la que he convivido”, añade la portera.
¿Y Ourense? “Es mi casa deportiva, porque es el equipo en el que más años llevo. Manolo (Envialia, el patrocinador), todavía me pregunta de broma cuándo firmo la renovación. Desde el primer día me han acogido como una más, es un club especial en el aspecto humano. Estas últimas temporadas han sido demasiado difíciles. El regreso de la pandemia no pudo ser peor con la cantidad de lesiones tan graves que sufrimos y es una pena, porque hemos tenido plantillas muy buenas y hemos estado un poco por debajo del nivel. De todas formas, creo que se está en proceso de hacer un gran equipo. En lo deportivo, en Ourense, además de los títulos de Copa Galicia y Copa de España me quedo con los derbis (con el Cidade). He jugado infinidad de partidos de rivalidad en otros clubes y es imposible que se vivan como estos”.
El sábado, en Cea, vivió uno de los momentos más especiales como deportista, al despedirse de sus aficionados. “Fue un día muy bonito. Por la mañana me tocó llorar. Recibí un montón re mensajes y, lógico, te vienen los recuerdos. En el partido, aguanté, lo disfruté, aunque al final también tocó echar alguna lágrima. Y por la noche también me emocioné. Me prepararon una cena sorpresa a la que vinieron muchas compañeras hasta de la época del Ponte. Ahora me queda una segunda despedida, en Alcorcón, en el último partido de liga. Soy madrileña y será un partido muy emotivo”.
Y después...
El sábado cerrará la liga y un cuarto de siglo en Primera División y tres décadas en el fútbol sala y después llegarán los nuevos proyectos, aunque lo primero de todo “será descansar. No tengo decidido al cien por cien lo que haré, aunque esto ha sido muy bonito como para dejarlo a un lado, como han hecho otras excompañeras, y por eso me gustaría seguir ligada al fútbol sala. A medio plazo, entrenar. El año pasado saqué el Nivel 3 y escucharé ofertas, y a corto plazo tengo claro que seguiré con mi equipo cadete”.
