El brasileño se reivindica en un partido que el Madrid comenzó mal pero que sentenció a base de latigazos

La noche de Kaká

Benzema, Cristiano, Ronaldo y Kaká celebran el gol del brasileño, el que hacía el 2-0
El Real Madrid goleó al Ajax 3-0 para convertirse en líder del grupo D, en un partido basado en la figura de Xabi Alonso, que ofreció un recital del pase en largo y con el brasileño Kaká confirmando su resurrección, asistiendo y marcando, para reivindicar el regreso de su verdadera imagen.
Inventó una nueva fórmula Mourinho para juntar en el equipo titular al voluntarioso Kaká y a Özil. Le dio resultado. Nunca bajó los brazos el portugués en la lucha por recuperar al auténtico Kaká. Aquél que deslumbró al mundo en el Milán. El de ahora se va acercando.
Arranco mal el Madrid. Casillas le sacó una mano abajo a Boerrigter. Pegado al palo. Los minutos de dudas fueron desaprovechados por el Ajax. Las buenas maneras de Eriksen no tuvieron premio. Sigthorsson y De Jong perdonaron.
La ausencia de fútbol la comenzó a corregir Xabi Alonso con desplazamientos de balón en largo. A los 17 minutos diseñó una jugada para Khedira que dejó solo a Benzema. La falló inexplicablemente.

La igualdad se rompió con la especialidad de la casa. Ningún equipo en el mundo contragolpea mejor que el de Mourinho. En una acción de manual, repleta de velocidad, el balón pasó por Kaká, Özil, Benzema y gol de Cristiano.
El tanto hizo tambalearse al Ajax. Pasó minutos de apuros, con Vermeer interviniendo ante Özil pero viendo cómo Kaká enganchaba un disparo imparable. Un nuevo balón a la espalda de la defensa de Alonso encontró la velocidad de Cristiano, que asistió al brasileño para hacer el segundo.
Llegaba al descanso el Madrid con los deberes hechos. Por si había dudas sentenció con el tercero a los 49 minutos. Otro pase milimétrico de Alonso que acabó con Kaká regalándole el gol a Benzemá.

Se replegó el conjunto de Mourinho y le cedió ocasiones a un Ajax al que le faltó fe para marcar. Casillas sacó un buen disparo de Siem de Jong y dejó una parada para enmarcar al cabezazo a placer de Vertonghen. El resto fueron disparos desviados.

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