Ecoagro

El cambio climático en el norte

Zona de terreno dedicada a cultivos agrícolas afectada por la falta de agua.
photo_camera Zona de terreno dedicada a cultivos agrícolas afectada por la falta de agua.
En Galicia ya se puede ver que comienzan a producirse ya especies de la zona del Mediterráneo

Es bien sabido que, con el transcurso de los años, se ha visto reflejado en el clima mundial la emisión de los gases resultantes de la actividad humana, el efecto del cambio climático afecta a todo el planeta y cada año se hace más evidente. Esto no solo afecta a nuestro modo de vida si no también a la flora y a la fauna, ya que si cambian las condiciones ambientales de su hábitat, se ven obligados a adaptarse, emigrar o sucumbir ante el cambio. 

El resultado del cambio climático en la agricultura se ha estado estudiando, ya que este aumento de las temperaturas y la disminución de las precipitaciones que le acompañan, hacen mella en los cultivos. En España, se ha resaltado que, durante el verano, la necesidad de riego se ha visto incrementada año tras año, produciendo sequías en gran parte de la región durante las épocas de más calor. Estos efectos afectan también a  la ganadería que ha sufrido una bajada en su producción y en su  biodiversidad. 

Más concretamente, en Galicia, se ha visto como especies más asociadas a la zona del Mediterráneo han comenzado a darse bien en las nuevas condiciones. A pesar de la diferencia del suelo en características como el pH o la propia composición, estos factores se pueden mantener a raya con encalados o fertilizaciones. Pero la climatología tiene una solución más complicada para ciertas especies. Por otro lado, también hay especies autóctonas que se han visto desmejoradas y requieren de una atención  más minuciosa. 

Para los cultivos de cereales de primavera y forrajes, se prevén unos potenciales beneficios debido al incremento de períodos libres de helada, pero también sufrirán daños por estrés térmico y sequía durante la primavera. Los cereales de invierno, pueden sufrir daños en la vernalización (la transformación de las semillas o las plantas, que les confiere la aptitud para florecer, producida por el frío), estrés térmico y daños por sequía. 

Los cultivos hortícolas necesitarán más riego y serán más propensos a la aparición de plagas y enfermedades durante todo el año. En el caso de tenerlos protegidos, se verá reducido el uso de calefactores y se ampliará la gama de posibles producciones. 

La calidad del vino

Algo tan importante como para la economía local como son las viñas también se irán viendo afectados con más importancia a cada año que pase. Variará la calidad de la uva y, por ende, del vino. Se necesitará introducir nuevas variedades ya que se desplazarán de las zonas de cultivo de las variedades locales. También aumentará la necesidad de intensificar la superficie regada y el volumen de agua por superficie. Añadiendo estas nuevas necesidades a la falta de lluvias durante el verano, hace que la mantención de las variedades locales sea cada vez más complicada, pudiendo llegar al punto de ser insostenible. 

Estas nuevas condiciones también afectan a los bosques gallegos, los largos períodos veraniegos de sequía aumentan la posibilidad de que ocurran incendios, los cuales han aumentado también el rango de aparición, siendo ahora desde mediados de primavera hasta finales de verano. Estos incendios hacen que aumente la erosión lo cual afecta también a la producción. 

El cambio climático es un tema candente que ya todos conocemos y con el cual estamos bastante familiarizados, aun así, muchos son ajenos a los daños que pueden provocar y los consideran demasiado lejanos. 

Ya estamos viendo reflejado el impacto de este cambio en las condiciones meteorológicas, lo cual debería hacer recapacitar a la hora de plantearse este problema como algo que afectará a las futuras generaciones. Sabemos ya cuales son las medidas que podemos tomar para reducir el impacto, solo hace falta aplicarlas.

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