Los bombos y azadas volvieron a atronar las calles de Viana do Bolo. Este martes, el destino del desfile matutino fue Cabo da Vila, hacia donde se encaminaron el fulión y los boteiros que le fueron abriendo la marcha.
Con algún retraso sobre la hora prevista, tal y como marcan los cánones del Entroido, la comitiva inició su recorrido desde la zona del Toural. La llovizna que cayó de forma intermitente sobre los portadores de bombos y boteiros no los amilanó. Todo lo contrario, sus ritmos volvieron a marcar el paso y las carreras de los protagonistas de la tradición vianesa mientras se acercaban a Cima de Vila. Esta zona de la villa volvió a recibirlos para el tradicional vermú.
Los vianeses llevan muy dentro estas fechas. Es un sentimiento que este año fue aún mayor, si cabe, con el acto de reconocimiento que los participantes tributaron a Manuel Primo "O Ribeiro". Los bombos callaron, las azadas dejaron de sonar y los boteiros frenaron en sus locas carreras al desfilar ante la casa de este enamorado del Entroido de Viana do Bolo fallecido hace escasas fechas. Fue su forma de guardar respeto a quien siempre llevó la tradición vianesa en su corazón.
El paso de bombos y boteiros fue seguido por un buen número de personas, muchas de ellas disfrazadas, en la antesala de la tradicional "queima dos lardeiros", programada para la medianoche.
