Inaugurada el pasado 22 de mayo, se espera que por ella pasen dos millones de pasajeros al año
Santiago de Compostela disfruta ya desde el 22 de mayo de su nueva estación de autobuses, enmarcada en el proyecto de estación intermodal que cofinancian Xunta, ADIF y Concello de Santiago. Ya desde el momento de su apertura se acercaron muchos curiosos a visitarla, atraídos por sus grandes dimensiones.
La nueva intermodal dispone de una pasarela para cruzar la playa de vías de la estación de ferrocarril. Esta pasarela, de hecho, conecta dos barrios históricamente separados por el tren. Las instalaciones cuentan con escaleras mecánicas y ascensores para salvar el desnivel, así como para bajar a las dársenas.
En el interior de la terminal de autobuses hay aún espacios vacíos, pero los pasajeros tienen a su servicio una consigna, además de las taquillas de las compañías y servicio de información. Así mismo, una larga terraza exterior permite a los viajeros estirar las piernas. También se tuvo en cuenta la accesibilidad para su diseño, integrando itinerarios podotáctiles para personas con discapacidad visual.
En la zona de dársenas hay espacio para hasta 35 autobuses. La estimación de la Xunta de Galicia, que aportó 14,4 millones de euros de los 18,5 que costó, es que dos millones de personas usen la estación anualmente. De bajar del autobús a subirse al tren y viceversa se tardan tres minutos aproximadamente.
En comparación, la intermodal de Ourense tiene 16 dársenas, aunque el cambio de modo de transporte lleva mucho menos tiempo, apenas un minuto. A pesar de ello ha recibido críticas por no solucionar la falta de permeabilidad entre el barrio de A Ponte y el de O Vinteún, un problema que sí se ha tenido en cuenta en el caso de la infraestructura compostelana.
