Cuidar es una ardua tarea, y ahora que está cerca el Día Mundial del Cuidador es un buen momento para poner el foco en quienes lo hacen. Todas las personas que están cuidando de alguien, ya sea por edad, por discapacidad o cualquier otro motivo, puede que se sientan identificados con este síndrome del cuidador.
El síndrome del cuidador
También llamado “fatiga de compasión”, es un trastorno que se presenta en personas que desempeñan el rol de cuidador principal de una persona dependiente. La persona
que “cuida” puede desarrollar episodios de estrés de variable intensidad. Es un trastorno con unas implicaciones graves tanto a nivel físico como psicológico, que afecta cada vez a más trabajadores sanitarios y familiares.
- Alteraciones físicas
- Cefaleas
- Dolor muscular y contracturas
- Alteraciones sueño
- Anemia
- Diabetes
- Malestar general
- Alteraciones psicológicas
- Irritabilidad
- Pensamientos erróneos
- Depresión
- Ansiedad
- Culpa
- Tristeza
Cómo prevenir el síndrome del cuidador
La mejor manera de no sufrir estos síntomas es la prevención. Las claves para no terminar sufriendo el síndrome del cuidador son estas:
- Aceptarse sin juzgar ni compararse con otros y reconocer las virtudes propias
- Buscar ayuda profesional y realizar psicoterapia
- Practicar técnicas de relajación o meditación
- Comer bien, a sus horas y de forma equilibrada
- Hacer ejercicio regularmente
- Cuidar de su propia salud. Escuchar las señales del cuerpo
- Desconectar. darse un tiempo de respiro y delegar tareas
- Descansar, cuidar el sueño nocturno y promover descansos pequeños a lo largo del día
- Buscar la compañía de personas con las que sentirse a gusto. No aislarse socialmente
- Auto premiarse de vez en cuando (un regalo, una comida, una salida, etc)
