El síndrome del cuidador, un mal colateral de la dependencia

Imagen de archivo de una persona en silla de ruedas.
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Quienes tienen a una persona a su cargo pueden estar sufriendo el síndrome del cuidador, un mal que genera síntomas graves pero que se puede prevenir

La dependencia es uno de los grandes retos de la sociedad española, no solo por los problemas a los que se enfrentan quieres directamente la sufren, si no también por sus cuidadores.

Y es que convivir a diario con este sobresfuerzo puede provocar algo tan poco conocido como el síndrome del cuidador.

¿Qué es el síndrome del cuidador?

Esta afección, que también recibe el nombre de "fatiga de compasión", es un trastorno característico de quienes ejercen como cuidadores de una persona dependiente.

Conlleva implicaciones que pueden llegar a ser graves a nivel físico y psicológico, y suelen manifestarlo trabajadores sanitarios y también familiares de personas con dependencia.

Síntomas del síndrome del cuidador

Aunque puede variar en función de la persona, y de las exigencias que requiere cuidar de alguien, los síntomas más comunes son:

  • Alteraciones físicas
  • Dolores de cabeza
  • Dolor muscular y contracturas
  • Alteraciones del sueño
  • Anemia
  • Diabetes
  • Malestar general
  • Alteraciones psicológicas
  • Mayor irritabilidad
  • Pensamientos erróneos
  • Algún grado de depresión
  • Ansiedad
  • Culpa
  • Tristeza

¿Cómo prevenir el síndrome del cuidador?

Aunque no es fácil, quien cuida a una persona dependiente también debe hacer lo propio consigo mismo. De modo que para prevenir este trastorno, lo mejor es:

  • Aceptarse sin juzgar ni compararse con otros y reconocer las virtudes propias
  • Buscar ayuda profesional y realizar psicoterapia
  • Practicar técnicas de relajación o meditación
  • Comer bien, a sus horas y de forma equilibrada
  • Hacer ejercicio regularmente
  • Cuidar de su propia salud. Escuchar las señales del cuerpo
  • Desconectar. darse un tiempo de respiro y delegar tareas
  • Descansar, cuidar el sueño nocturno y promover descansos pequeños a lo largo del día
  • Buscar la compañía de personas con las que sentirse a gusto. No aislarse socialmente
  • Auto premiarse de vez en cuando (un regalo, una comida, una salida, etc)

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