Instalaciones que aprovechan el calor del subsuelo se convierten en una alternativa efectiva

La geotermia se alía con los paneles solares

Instalación de placas solares. (Foto: Archivo)
Es posible calentar una casa sin recurrir a la leña. Los radiadores no tienen que buscar calor en un tanque de combustible, ni en una red de gas. El recibo de la luz no siempre se dispara con la calefacción. Las instalaciones geotérmicas, que aprovechan el calor del subsuelo, se han convertido en una alternativa efectiva para mantener la casa caliente durante el invierno. La temperatura del subsuelo es prácticamente constante durante todo el año y su aprovechamiento es mayor cuando la instalación se apoya con energía solar. El del Parlamento autonómico gallego fue uno de los primeros edificios públicos que apostó por esta fuente alternativa.
Luisa Lorenzo ha convertido una antigua fábrica de las afueras de Santiago en un exclusivo hotel ecológico. La Quinta da Auga, inaugurada en el verano pasado, es ‘una apuesta por las nuevas tecnologías con criterios de ahorro energético’. Produce electricidad y agua caliente a partir de la combustión del gas procedente de la unidad de micro cogeneración, se alimenta de paneles solares, y cuenta con un circuito de calefacción y climatización que reparte por el suelo de todo el edificio. ‘La clave del ahorro está en un sistema de pozos geotérmicos verticales de 15 metros de profundidad y bombas de calor. Es una apuesta por la nuevas tecnologías y, al mismo tiempo, la conservación de un entorno arquitectónico del siglo XVIII’, explica Lorenzo.

Este de Compostela no es el único hotel verde de Galicia. En Sanxenxo, por ejemplo, hay varios establecimientos que se han subido al carro del ecoturismo en los últimos años. Pequeñas inversiones permiten ahorrar energía y reducir las emisiones de CO2 para frenar el cambio climático. ‘Comenzamos con la instalación de placas solares, sensores, temporizadores para encender la luces y hemos incorporado muchas otras herramientas que nos permiten ahorrar energía’, explica Renato Silva. ‘Un grupo de hosteleros hemos optado por esta dirección y ahora pretendemos que nuestros establecimientos sean catalogados como hoteles verdes’, añade Francisco González. El ecoturismo, además de un compromiso ético y un atractivo añadido, es una alternativa económica. Si todos los hoteles de Galicia realizasen las reformas necesarias, podrían ahorrar en energía cada año más de cinco millones de euros.

El albergue del Ferramenteiro fue el primero de la comunidad en apostar por la energía geotérmica. Unos tubos llevan el calor procedente de seis pozos situados a 150 metros de profundidad que luego se transforma en una bomba. ‘Instalar un sistema geotérmico cuesta sólo un 30% más que uno de gasoil’, apunta Manuel Fernández, propietario del albergue. ‘La geotermia permite ahorrar hasta un 75% respecto a otros métodos’, añade Laura Aldariz, gerente de Tecgal.

Millones de ahorro

Los técnicos estiman que se podrían ahorrar 10 millones de euros anuales si se implantase esta energía en todas las escuelas, centros de salud y bibliotecas públicas de Galicia. Podrán comprobarlos con el proyecto expe rimental que la Xunta desarrolla en el centro de salud de As Neves, la biblioteca de la Universidad de Vigo y las escuelas infantiles de Nigran y Baiona. Tras la sustitución de los viejos generadores térmicos por sistemas de bomba de calor, se realizarán un minucioso estudio del consumo energético.

Otro de los edificios sometido a continua evaluación es el Parlamento. Un circuito con 18 pozos ubicados a 125 metros de profanidad genera un millón de kilovatios por legislatura y permite reducir en 4.000 toneladas las emisiones de CO2. Más de una docena de viviendas particulares de Galicia disponen de este sistema.

‘Permite ahorrar un 30% de energía respecto a las calefacciones a gas y un 40% comparado con las de gasóleo; el ahorro puede llegar hasta el 70% si la comparamos con una tarifa nocturna -apunta Javier Guillamet, gerente de una empresa instaladora-. Tiene una ventaja añadida: su vida útil llega hasta los cincuenta años, frente a los quince que suelen ofrecer otras alternativas ecológicas como las placas solares’.

Los especialistas, pese a esto, casi siempre recomiendan la combinación de ambas energías ecológicas por su alto rendimiento. Walter García, director comercial de Helionova, pone como ejemplo una casa de Vedra: ‘El 80% del agua caliente y de la calefacción procede de las placas solares instaladas en el tejado, mientras que el 20% restante viene de una bomba geotérmica’.

Las calderas de nueva generación son gestoras de distintas fuentes pero mantienen la prioridad de la solar por su mejor desarrollo: llevan asociadas placas de menor volumen y mayor vida útil. Además de aprovechar la luz del sol, aceptan otros combustibles y garantizan un 30% de ahorro en calefacción y agua caliente.

El negocio del sol

La instalación solar para una casa de 150 metros cuadrados cuesta 14.000 euros que, según los técnicos, se amortizan en seis años. El 75% de los propietarios de viviendas que apuestan por las renovables lo hacen por motivos económicos. Los particulares no son los que más negocio han visto en esta fuente energética, pese a que podrían cambiar las lechugas y tomates por placas solares.

Una huerta solar fotovoltaica produce energía que va directamente a la red eléctrica. Las compañías suministradoras están obligadas, por ley, a comprarla. Esta puede ser una iniciativa empresarial de interesante rendimiento económico y, de hecho, algunas compañías ya tienen su plantación solar. Pero cualquier persona pude cultivar su propia huerta de paneles. Los plazos de amortización oscilan entre los seis y los diez años, pero los beneficios pueden comenzar desde el momento de la instalación: el precio que pagan las compañías eléctricas por el kilovatio es un 500% mayor que el abonado por el consumidor en la factura.

Manuel y Jesús Díaz, vecinos de Bóveda (Lugo), han visto en este sector una buena oportunidad de negocio: ‘El objetivo es colocar unas setecientas placas con seguidores solares en una parcela del sur de la provincia de Lugo. La ubicación está por decidir, pero ha de ser en una zona alta y despejada de árboles’. La inversión inicial, según sus estimaciones, ronda los 148 millones de euros. ‘Es un 20% del coste total porque el resto se financia’, explican. El rendimiento anual de un panel de 33 kilovatios será de 30.000 euros, según sus cálculos.

Fabricación en Ourense

No tendrían que gastar mucho en el transporte de las placas porque los mayores paneles solares se fabrican en Ourense. De la planta T-Solar, ubicada en el municipio de San Cibrao das Viñas, salen paneles de 5,5 metros cuadrados de capa fina de silicio y con una alta capacidad generadora. La factoría dispone de los medios necesarios para producir anual mente 700 millones de metros cuadrados de estas placas, lo que supone un facturación próxima a los cien millones de euros.

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