Juicio del Alvia

Hablan las víctimas del Alvia: “Pensé que no quería morir”

El presidente de Apafas y víctima del accidente del tren Alvia, Cristóbal González Rabadán (c), a su llegada este martes a la Ciudad de la Cultura (Foto: EFE).
photo_camera El presidente de Apafas y víctima del accidente del tren Alvia, Cristóbal González Rabadán (c), a su llegada este martes a la Ciudad de la Cultura (Foto: EFE).
La jueza lloró con las primeras testigos, una madre y su hija que relataron la angustia de una familia

Empezó la fase civil en el juicio que se sigue en Santiago por el accidente del tren Alvia en 2013. Ayer declararon 15 víctimas. Dada la naturaleza de los hechos, el juzgado controla la privacidad de cada una de esas personas, de las que no pueden publicarse nombres ni imágenes sin autorización previa.

La primera en declarar fue una madre, acompañada de su hija. La señora viajaba en el tren dirección Coruña para acudir a un funeral. Su hija la montó en el tren junto a sus tías. Dado que la madre es de edad avanzada, su testimonio fue conjunto e intervinieron ambas en un mismo turno, por videollamada.

“Yo solo me preguntaba qué había pasado, no me podía mover, oía voces, pasé muchísimo tiempo con muchas cosas encima, para mí fue algo horrible que no se lo deseo a nadie. Pensé en mi marido”, explicó la madre.

La hija rememoró la tensión y el sufrimiento al enterarse del accidente. En Madrid tuvo que dejar a su padre con un familiar, puesto que requería de cuidados las 24 horas. Se fue a Santiago en coche, con sus primos, “callados”, sin querer escuchar las noticias. Su madre estaba ingresada en el Hospital de la Rosaleda. Los médicos le advirtieron que las lesiones de su madre eran “fuertes”, pero que estuvieran “tranquilos”, porque eran “unos privilegiados”. Del accidente, recuperaron el bolso de su madre, que ahora necesita estar acompañada siempre debido a que tiene falta de movilidad y de psicomotricidad. “No hay dinero que pague la impotencia que se siente. No hay dinero que te dé un poco de paz”.

Al concluir este testimonio, la jueza, Elena Fernández Curras, se secó las lágrimas con un pañuelo. “Es la primera y ya estoy llorando”, dijo la magistrada tras escuchar a las mujeres durante más de una hora.

“No lo ha superado"

Una pareja de coruñeses regresaban en el tren desde Madrid tras asistir al parto de su hija y conocer a su nieto. El hombre relató que percibió que algo iba mal cuando vio que una maleta estaba a punto de caer en el pasillo. Se levantó, y ya no recuerda nada más. Cuando recobró el conocimiento empezó a pedir socorro y llamó a su mujer, hasta que se percató de que estaba debajo de él y no podía respirar. “En la actualidad sigo con tratamiento médico, con psicólogo y con psiquiatra”, cuenta el hombre, que no pudo responder a todas las preguntas de los abogados debido a que ha perdido memoria. Su mujer corroboró el relato. Ella dejó el psicólogo hace unos años, su marido “aún no lo ha superado”, confesó.

Otra de las supervivientes, que trabajaba en Madrid y cogió el tren para acudir a las fiestas del Apóstol en Fene, contó que notó “un fuerte frenazo” e intentó agarrarse “con todas sus fuerzas” al asiento. “Se oían voces pidiendo ayuda. También las primeras sirenas de ambulancia”. Ya en una de ellas, avisó a sus padres de que estaba viva, aunque su vida corría peligro. Otra mujer, que iba de vacaciones a A Coruña, descartó el autobús porque el viaje era “más largo”. Recordó que el tren comenzó a temblar “como un terremoto”. No perdió el conocimiento. “Pensé que no me quería morir, quería que parara”. Después dijo que sintió un gran silencio. 

"Le dije a un compañero que iba a descarrilar y dijo que era imposible

El primer testimonio presencial, el tercer testigo de la jornada, fue Cristóbal González, que además es portavoz de la asociación Apafas de perjudicados por el accidente del tren Alvia. Militar retirado, viajaba en el tren únicamente con su bicicleta, tras completar algunas etapas del Camino de Santiago. Decidió coger el Alvia en Sanabria para asistir a las fiestas del Apóstol.

“Recuerdo todo perfectamente. En ningún momento estuve inconsciente”, dijo. Cuando el tren salió del último túnel antes de llegar a la curva, “le dije a un compañero que el tren iba a descarrilar. Me contestó que era imposible, que era Renfe”. 

Contó que el asiento de delante “le presionó”, de manera que se quedó en el sitio. Recibió golpes “como verdaderos proyectiles” de diferentes objetos. Recordó los “gritos de auxilio” de los supervivientes. “Pediría que se cierre pronto esto. La gente ya lo ha olvidado. Pero nosotros lo seguimos sufriendo”.

"Yo volé hacia un lado y mi hijo hacia otro", recuerda una superviviente

Una mujer que viajaba con su hijo de tan solo 2 años y tres meses recordó que el tren iba rápido. “Yo volé hacia un lado y mi hijo hacia otro. Solo buscaba al niño”, declaró, rota de dolor al rememorar lo sucedido. No sabe si tardaron “segundos o minutos u horas” en rescatarlos. 

No recuerda mucho del momento posterior pero asegura que las lesiones, tanto físicas como mentales, no desaparecen años después. “Durante una temporada estuve caminando mal y mi hijo también”. Acude tanto el fisioterapeuta como el psicólogo de vez en cuando.

El recuerdo del accidente no se ha borrado. Meses de fisioterapia y de rehabilitación, además de ayuda psicológica no han podido ayudarla a recuperar su vida anterior: “Ahora no puedo coger un tren, un avión o un autobús. Cada vez que hay una curva, pienso que va a volcar. Yo sé que no vuelca. Pero tampoco los trenes descarrilan”.

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