La planta de Altri no emitirá dioxinas ni afectará al Ulla ni a la Ría de Arousa

PALAS DE REI

Responsables de la fábrica subrayan que “es imposible que un proyecto desarrollado en la UE pueda dañar la salud”.

El proyecto GAMA contará con ciento doce hectáreas de área industrial, sesenta y una de cinturón verde, en tanto ciento noventa y dos se mantendrán en su estado actual.

El proyecto GAMA, la fábrica de fibras textiles que Altri ha diseñado para Palas de Rei a través de su filial Greenfiber, es la planta tecnológicamente más puntera de su sector en todo el mundo y la más exigente desde el punto de vista medioambiental, resultado de años de I+D de Altri, compañía que encabeza el ranking mundial de Sostenibilidad ESG en su área de actividad.

Para que GAMA sea posible, además de todos esos años de I+D, sus promotores realizarán una inversión de mil millones de euros, la mayor en la historia de la provincia de Lugo. En este sentido, la planta de Palas de Rei integrará las tecnologías más avanzadas del mercado para garantizar que los procesos empleados en la fábrica de fibra textil no sólo cumplen todos los requisitos medioambientales exigidos por la ley, sino que vayan más allá.

No hay en este sector un proyecto tan eficiente ni sostenible como GAMA y no se puede comparar con ninguna planta de celulosa actualmente en funcionamiento en España o en Europa. Esto significa que su actividad de ninguna manera supondrá una amenaza para la salud de las personas ni de los animales. En este sentido, Sofía Jorge, directora de Sostenibilidad, Recursos Humanos y miembro del Consejo Ejecutivo de Altri, recalca que “hay una campaña clara de desinformación con mensajes rotundamente falsos y alarmistas. Es imposible que un proyecto que se desarrolle hoy en día en la Unión Europea dañe la salud. Estamos hablado de una fábrica del siglo XXI, es decir, absolutamente regulada”.

Para que GAMA sea posible, sus promotores realizarán una inversión de mil millones de euros

La materia prima que se utilizará en la planta será celulosa procedente de bosques gallegos certificados, que dará origen a fibras para productos textiles, no papel. De hecho, la tecnología para producir un producto u otro es completamente diferente. Pedro Baptista, ingeniero y director de Operaciones de Altri en España, es también categórico: “Se ha hablado mucho de las dioxinas, que son sustancias químicas generadas en la combustión de productos que tienen cloro en cantidades importantes en su composición. Pero en nuestra fábrica no se va a utilizar cloro, ni tampoco lejías, por lo que es imposible que se vayan a emitir dioxinas. Lo demás son bulos”.

En lugar de cloro, GAMA utilizará oxígeno, peróxido de hidrógeno y ozono para blanquear su producto. Además, todos los gases olorosos serán reutilizados dentro de la propia planta para producir energía, por lo que será un centro con olores cero. El resto de los gases serán tratados como exige la normativa. “Ninguna fábrica en la UE puede operar si no se cumple. Esto es evidente”, recalca el director de Operaciones en España.

El proyecto no afectará ni al río Ulla ni a la Ría de Arousa. Esto incluye también al tratamiento de aguas, proceso para el que se invertirán ochenta millones de euros, una cantidad inédita en el sector. La planta utilizará el agua y la devolverá al río una vez depurada y regresará a la planta, todo en un proceso circular. Se ha estudiado el caudal del Ulla durante todo el año y los porcentajes de merma serán inferiores al uno por ciento durante nueve meses al año, entre el uno y el dos en los meses de junio y julio y solo podrían alcanzar el dos por ciento en los de agosto y septiembre.

El proyecto sigue a rajatabla la ley que exige que una vez se retorne el agua al caudal no podrá provocar una variación de temperatura del río superior a los tres grados, ya sean por arriba o por abajo, lo que garantiza la no afectación al ecosistema fluvial y por extensión del de la ría de Arousa, situada a unos ochenta kilómetros río abajo, donde el impacto será nulo.

La planta dispondrá de depósitos de seguridad que ante cualquier incidencia que se detecte en los análisis que se harán de forma permanente podrán contener la devolución de agua al río, permitiendo actuar de inmediato. Y finalmente, para garantizar todo este proceso, la planta contará con un centro de control y seguimiento en el que se monitorizarán todos los parámetros las veinticuatro horas al día los trescientos sesenta y cinco días al año y que estará conectado en tiempo real con las autoridades, que podrían paralizar la actividad ante cualquier incumplimiento.