Un superviviente del Villa de Pitanxo: “Vi cómo mis amigos morían uno a uno”

Samuel Kwesi, uno de los tres supervivientes: “Pensaba que el siguiente sería yo”. Afirma que saltó en vaqueros al mar y que los tres rescatados vivos están “muy abatidos”

Samuel Kwesi, uno de los tres supervivientes de la tragedia del “Villa de Pitanxo”, se encuentra desde ayer descansando en Marín con sus allegados. Aunque no puede tener a su familia al lado porque está en Ghana, ya ha podido hablar con ellos y confirmarles que se encuentra bien.

El viaje de vuelta desde Lavacolla lo hizo acompañado de, entre otros, el párroco de la Iglesia Evangélica marinense de la que forma parte, Julio Torres. Este explica que una de las primeras cosas que le dijo tras abrazarlo al llegar fue que “daba las gracias a Dios por haberle salvado sin saber por qué”.

"Se fueron muriendo uno a uno"

Y es que dentro de la balsa en la que estuvo tres horas a la deriva, había otros seis compañeros que, según relató a su párroco “se fueron muriendo uno a uno y él pensaba que en algún momento podía ser el siguiente”. Samuel se lanzó al bote salvavidas sin ningún tipo de protección: “Saltó con pantalones vaqueros”, comenta Torres, que apunta también que “tenía los síntomas de una hipotermia”. Aunque el palo más grande se lo llevó cuando la balsa en la que viajaba con sus compañeros fallecidos se topó con la otra: “Fue horrible ver que no había nadie allí, él confiaba que, del mismo modo que allí estaban nueve, en esa habría más".

Julio Torres explica que Samuel está “abatido y bastante desmejorado”, por lo que están siguiendo al pie de la letra las instrucciones del equipo psicológico: “Nos dijeron que tenía que tener un tiempo de tranquilidad y por eso ahora está con sus amigos más cercanos y en un ambiente tranquilo".

Por su parte, Juan Padín y Eduardo Rial –el patrón y su sobrino– ya descansan en su casa de Donón (Cangas). Su familia y amigos aseguraron que están muy abatidos por todo lo ocurrido y necesitan tranquilidad para recuperarse de esta tragedia, por lo que rogaron discreción y pidieron respetar su intimidad.

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