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PRESIDENTE DE COGAMI
Tenía nueve años cuando, un día, mientras se ataba el cordón de un zapato en el arcén de una carretera, fue atropellado por un coche cuyo conductor perdió el control y luego se dio a la fuga. Aquel niño, Anxo Queiruga (Porto do Son, 1972), quedó atado para siempre a una silla de ruedas, como consecuencia de una lesión medular.
Que nunca se rindió es buen ejemplo su propia trayectoria vital y profesional. Presidente desde hace dieciséis años de COGAMI, la Confederación Galega de Persoas con Discapacidade, también es presidente de COCEMFE, la confederación española, desde hace ocho. Lleva treinta años en el mundo asociativo de las personas con discapacidad, luchando por la igualdad de derechos, contra las barreras arquitectónicas y las otras barreras, menos visibles pero que todavía siguen situando los miembros de este colectivo en situación de desventaja para afrontar una vida normal en aspectos tan trascendentes como el laboral, la vivienda o el acceso a la sanidad.
¿Cómo está organizado el movimiento asociativo de las personas con discapacidad en Galicia?
Cogami es una confederación a la que pertenecen sesenta asociaciones de personas con discapacidad de toda Galicia y que están integradas en las diferentes federaciones provinciales. Está la parte del movimiento asociativo, que es muy importante y trabajamos con esas sesenta entidades, ayudándoles a llevar a cabo proyectos, a homologar centros y especialidades de formación, a presentarse a convocatorias de proyectos europeos y a reivindicar y demandar la situación de las personas con discapacidad. Siempre le damos un enfoque transversal a la discapacidad, no podemos limitarnos con que sea un tema exclusivo de servicios sociales o de sanidad, que también es de estos ámbitos, pero su trascendencia va más allá de esas cuestiones, hablamos de empleo, ocio...
El martes pasado fue el día internacional de las personas con discapacidad, ¿cuál fue el enfoque reivindicativo de este año?
Una vivienda accesible y asequible. Hablamos de accesibilidad en el aspecto de romper las barreras arquitectónicas, pero también de asequibilidad, de tener capacidad para poder acceder a ella.
Romper barreras es una reivindicación con la que llevan décadas ¿Se ha avanzado?
Algo se ha conseguido. Pero sigue habiendo muchas barreras que ponen límite a nuestra autonomía persona. Por ejemplo. Yo no puedo coger un taxi igual que tú. Con la silla de ruedas es muy difícil, tienes que reservarlo con tiempo o buscarte la vida. Si viajo en AVE, dependo de la suerte porque cada AVE tiene únicamente dos plazas para sillas de ruedas. Sí se ha avanzado, pero falta mucho por conseguir y parece que la sociedad no está sensibilizada en este aspecto, aunque cualquier mejora que se logra es para beneficio de todos. Pero sigue siendo una asignatura pendiente la accesibilidad universal.
Y eso que todos, en algún momento de nuestra vida nos enfrentamos a esas barreras.
Esa es la cuestión, que no se trata solo de beneficiar a las personas con discapacidad, porque todos, aunque sea puntualmente, nos vemos afectados por problemas de movilidad y la accesibilidad facilita la autonomía personal y es uno de los principios de la humanización de las ciudades y las villas.
¿Qué otros aspectos reivindican como asignaturas pendientes?
Por ejemplo, en educación. Lo importante que es la educación inclusiva para que niñas y niños tengan los apoyos que necesitan en el colegio para poder seguir sus estudios en las mismas condiciones que el resto de los niños. En salud, de lo necesario que es desarrollar el plan de atención sociosanitaria, estamos pendientes del decreto de accesibilidad, que esperamos desde hace años, de empleo porque la tasa de desempleo en personas discapacitadas duplica a la de la población general y la tasa de inactividad la triplica y un largo etcétera.
Habla de empleo, ¿qué papel juega Cogami en ese aspecto?
Cogami tiene once empresas de economía social y en esta organización trabajamos mil doscientas personas y solamente el 2 por ciento tenemos alguna discapacidad, por lo que se genera empleo más allá de nuestro colectivo. Funcionamos como centro asociado al Servicio Público de Empleo y al Servicio Galego de Colocación y por dar un dato reciente, en 2023 encontramos trabajo a 2.200 personas con discapacidad en Galicia.
Aparte de las reivindicaciones que mencionaba antes, ¿hay algún aspecto por el que estén especialmente preocupados?
Sí, nuestra principal preocupación es que los recursos lleguen bien al rural, para que las personas que viven en ese entorno tengan, cuando menos los mismos servicios que las que viven en entornos urbanos. Ten en cuenta que las personas con discapacidad en el rural tienen más dificultad en el día a día y las familias se ven desbordadas y se encuentran con un grave problema porque carecen de los apoyos que existen en las ciudades. Nosotros nos volcamos mucho en el rural, hacemos un gran esfuerzo en ello y, de hecho la mayor parte de las entidades que conforman Cogami están en el ámbito rural y ponemos en funcionamiento distintos servicios, de formación, ocupacional, centro de día, de terapias, pedagogos, transporte adaptado… Creo que además en el rural se da una mayor doble discriminación con las mujeres y las niñas con discapacidad y nosotros por eso desarrollamos proyectos encaminados a romper con esa dinámica.
¿Cómo está España en esta materia dentro del contexto europeo?
Si exceptuamos los países nórdicos, no estamos mal. Comparándonos con los países de nuestro entorno, Francia, Italia, etcétera, somos un país avanzado. Hay que subrayar que España es un país puntero en materia de normativa y legislación con respecto a personas con discapacidad. Otra cosa es el momento de destinar los recursos necesarios. Si hablamos de Suecia, Noruega o Finlandia, sí que hay una brecha.
¿Se ha logrado cambiar la mentalidad de la sociedad frente a la discapacidad?
Yo creo que sí. Por suerte hemos pasado de esa sociedad paternalista del “probriño”, al ver a una persona en silla de ruedas, a una sociedad en la que se nos respeta. No queremos caridad ni paternalismo, queremos tener los mismos derechos que una persona normal. E igualdad de derechos es igualdad a la hora de afrontar un proyecto vital, con autonomía, un empleo, una vivienda accesible y un entorno sin barreras que nos permita disfrutar en igualdad de los mismos servicios y actividades. Hay que tener en cuenta que la discapacidad tiene múltiples rostros. Algunas son más visibles que otras. En mi caso, se me ve en una silla de ruedas, pero hay otras discapacidades, lass orgánicas que son tan visibles. Se ha avanzado mucho, pero todavía queda mucho camino por recorrer para alcanzar la igualdad de derechos y oportunidades.
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