César Martínez: Valor e investigación

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Cambian las epidemias pero las armas siguen siendo las mismas, dedicación, investigación y mucho valor, tres virtudes que definen a César Martínez

Vivió desde la primera línea la gran pandemia que azotó al mundo en las últimas décadas del siglo XX y todavía sigue causando muertes en la actualidad: el sida. Tan en primera línea que atendió el primer caso de sida diagnosticado en España, en 1981 en Barcelona y menos de tres años después, cuando ya estaba en Vigo, el primer caso que se detectó en Galicia. Doctor en Medicina, especialista en Medicina Interna, César Martínez Vázquez ejerció más de treinta años como jefe de la unidad de enfermedades infecciosas del área sanitaria de Vigo, añadiendo en su última etapa la jefatura del departamento de Medicina Interna. Profesor de la Facultad de Medicina de la USC y autor de más de 150 publicaciones científicas, este vilagarciano de 70 años observa con preocupación la evolución de la crisis del coronavirus, fundamentalmente por las incógnitas que todavía están sin resolver.

1. Sida, coronavirus… ¿Hay similitudes entre ambas pandemias?

Como en toda pandemia hay un gran desasosiego, miedo, impotencia, una lucha a cotrarreloj para intentar salvar vidas. Pero creo que en el caso del sida, las vivencias fueron peores. En primer lugar porque ahora con el coronavirus, tenemos la experiencia vivida en China, llega a España con un cuadro clínico ya definido. Yo formé parte del equipo que vio el primer caso de sida en España, en el hospital Vall d’Hebron. Se trataba de un paciente con un cuadro de patologías entre ellas toxoplasmosis, una enfermedad que se produce por el parásito Toxoplasma gondii. Y a diferencia de la crisis actual, tratábamos pacientes con una patología que no estaba descrita, que no existía previamente. La definición del síndrome por el VIH se produce después. Nos enfrentábamos con los medios que teníamos. Yo entraba en su habitación con una bata y una mascarilla. En general, había un gran desconocimiento y un gran miedo.

2. ¿En Galicia también?

El primer caso de sida lo vimos en Galicia tres años después. Pero todavía había grandes incógnitas y un miedo natural. Tanto es así que cuando quise hacer la necropsia al primer paciente que falleció en Vigo, el jefe de anatomía patológica, un hombre sabio y muy respetable, se negó rotundamente porque el material con el que se realizaba la autopsia se lavaba y luego eso iba al alcantarillado general, tenía miedo de que por contaminación causase una epidemia. Hasta tal punto se trabajaba sobre terreno desconocido. Y estaba el miedo que teníamos  a contagiarnos, si tenías la mala suerte de pincharte con una aguja, lo cual no era tan difícil. 

3. ¿hubo contagios?

Hasta que aparecieron los primeros fármacos hubo casos. Pero también hubo de contagios de infecciones colaterales vinculadas a pacientes con sida. Como las tuberculosis multirresistentes y las hepatitis B y C.

4. Fue una guerra larga.

Sí. Y durante muchos años, una guerra descorazonadora, porque cada vez que diagnosticabas un caso de sida estabas leyéndole al paciente su sentencia de muerte. Y era un verdadero drama, porque azotaba a una población joven, aparentemente sana, muchas veces asociada a patologías con evoluciones muy complicadas, que hasta entonces no estaban descritas y tenías que ir aprendiendo sobre la marcha. Era un auténtico drama, en el que veías morir cientos de enfermos. En España fueron decenas de miles. Por suerte, poco a poco fueron apareciendo tratamientos que te ayudaban a mejorar la calidad de vida durante la enfermedad, a prolongarla, hasta que, finalmente, la convertían en una enfermedad crónica y que se resume, actualmente a tomar una pastilla al día, como los pacientes que tienen colesterol. 

5. ¿cómo se afronta una epidemia que llega de repente?

Ahí, es fundamental potenciar los servicios de Microbiología. Porque cuando te enfrentas a algo novedoso, que no se corresponde con cuadros clínicos con los que te enfrentas habitualmente, para que investiguen, a través de diferentes técnicas, entre ellas la de la PCR, que es una técnica de biología molecular que te permiten saber si estás delante de un nuevo germen.

6. ¿Y los medios?

El primero de los medios, es echarle mucho valor y asumir riesgos, como están haciendo hoy día los sanitarios que trabajan en la primera línea, porque estamos ante situaciones imposibles de prever. Lo que saben perfectamente los epidemiólogos son las medidas que hay que tomar cuando se acerca una epidemia. Ahí la clave está en el aislamiento. 

7. No serán los mismos medios si hay o no recursos económicos

Lo que está claro es que para poder afrontar una crisis como esta hace falta dinero, para que los laboratorios de referencia funcionen, para que los equipos médicos estén al completo y en España se hicieron recortes supermillonarios en la sanidad pública, incluido un ERE encubierto con el que el gobierno del Partido Popular mandó para casa a más de 30.000 profesionales de la sanidad, gente veterana y muy bien preparada, para recortar gastos en tiempos de la crisis anterior. Y no es lo mismo afrontar una situación de estas con treinta mil médicos menos. Eso supuso un empobrecimiento brutal de la calidad profesional y docente en los hospitales.

8. ¿es un problema político?

Yo creo que  es un problema social. Cuando un paciente con una patología grave llega al hospital, para sus familiares todo lo que hagas les parece poco. Entonces, piensan que la Sanidad ha de ser el foco de la atención en todos los sentidos: el político, el económico… Pero al cabo de seis meses, un año, cuando ya ha pasado ese trance y se curan, la Sanidad ha dejado de ser su preocupación. Entonces les preocupa la economía, el paro, la corrupción… 

9. también son asuntos importantes, ¿no cree?

Cierto. Pero la Sanidad, con la Educación, son los grandes ejes sobre los que debe de pivotar un país, porque son servicios públicos que hacen justicia social. A un paciente se le atiende con los mismos medios y el mismo afecto, independientemente de su condición social y económica. En la educación pública sucede lo mismo. 

10. ¿Por qué el coronavirus que es menos contagioso, se ha extendido más que el ébola?

Por dos razones: El ébola, que es mucho más contagioso y tiene una tasa de mortalidad del 80 o 90 por ciento no sale de África. Los enfermos no cogen aviones. Ni siquiera les da tiempo a coger una patera. El COVID-19 se extendió por la cantidad de personas que salieron de Wuhan al resto del mundo. La segunda, hay entre un 18 y un 30 por ciento de casos asintomáticos, que no saben que están contagiando. La clave es hacer test masivos y el uso de mascarillas. Es la única manera. Así se afrontó en Corea del Sur, el único país que minimizó sus efectos. Y es la manera de evitar una segunda oleada, cuando se ponga fin a la cuarentena, que no puede ser indefinida hasta que haya vacuna.

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