Claves para el cultivo de cannabis

Esta planta es famosa por contener una sustancia psicoactiva, el tetrahidrocannabinol, o THC, que se utiliza con fines lúdicos y terapéuticos

La Cannabis sativa, cannabis o simplemente marihuana, es una planta con mucha polémica. Los cogollos de los ejemplares hembras de esta planta contiene una sustancia psicotrópica denominada químicamente tetrahidrocannabinol, más conocida simplemente como THC. A pesar de lo que se pueda creer, su cultivo es legal siempre y cuando se cumplan una serie de requisitos importantes, ya que si no se cumple alguno de estos, puede conllevar una sanción. 

Los requisitos recogidos por el Real Decreto 1729/1999 indican que a la hora de cultivar una planta de marihuana, las semillas deben estar certificadas y autorizadas por la Unión Europea y su contenido en THC no puede superar el 0,2%. Su cultivo ha de realizarse lejos del público, por lo que tiene que ser en un espacio interior. La ley está pensada, principalmente, para evitar los cultivos industriales, pero con las lagunas suficientes como para permitir los cultivos particulares. En cuanto a posesión, al igual que ocurre en otras ciudades, se permite portar hasta 100 gramos, pero no está permitido el consumo en espacios públicos, siendo considerado una infracción grave, con penas que van desde 601 a 30.000 euros.

A la hora de cultivar el cannabis, se comienza como con cualquier otra especie, con una semilla -certificadas y autorizadas por la Unión Europea- claro que, si queremos producir cogollos, nos interesará buscar semillas de plantas hembras, ya que los machos no producen cogollos. Si cultivamos en un mismo emplazamiento ejemplares hembras y machos, estos polinizarán los cogollos obteniendo así semillas. Pero si nos interesa la producción, deberemos elegir solo plantas hembras.

Para germinar nuestra semilla, el mejor método es colocarla en un tupper entre dos papeles de cocina húmedos -que no encharcados- y cerrar el tupper. Pasadas entre 24 y 48 horas, cuando comience a asomar la raíz es el momento de pasarla a una maceta, a una profundidad de unos tres centímetros de profundidad. El sustrato de la maceta debe contener una mezcla de turbas rubia y negra, turba fibrosa, corteza de árbol, fibra de coco, perlita, humus de lombriz entre otros.

Las semillas autoflorecientes duran entre tres y cuatro semanas en la etapa de vegetación, formando su estructura verde, momento en el que necesitarán un especial aporte de nitrógeno. Cuando comience a generar las inflorescencias, tardarán en torno a otras 3-4 semanas en madurar para poder ser cosechadas, en este momento, necesitarán un aporte de fósforo y potasio para potenciar su cogollación.

Existen también otro tipo de semillas, en las cuales los estados fenológicos está0n estrechamente ligados a la luz que reciben, las fotoperiódicas. Las plantas de este tipo se mantendrán en fase vegetativa, desarrollando su estructura verde, mientras las horas de luz que reciban sean superiores a las 12 horas. Cuando este umbral baje cantidad, comenzará a desarrollar su fase de floración, período en el que estará entre tres y cuatro semanas hasta producir los cogollos.

Humedad y temperatura

La planta de cannabis requiere diferentes condiciones dependiendo del estado fenológico en el que se encuentren. En el estado de siembra y vegetación es cuando más humedad relativa necesita, entre un 40 y un 70%, durante la etapa de floración, la humedad debe ser ligeramente más baja entre 30 y 50%. Es importante controlar la humedad y la temperatura, manteniendo un rango adecuado para evitar la aparición de hongos y fomentar el desarrollo.

Te puede interesar