Croacia, tierra de buenos vinos blancos y jamones ahumados, seguramente por influencia italiana, fue el escenario en el que se desarrolló la pasada primavera el Concurso Mundial de Bruselas en su trigésima edición. Como sabe el lector que sigue habitualmente esta sección, dicho concurso hace ya largo tiempo que empezó su itinerancia por regiones vinícolas de todo el mundo y el año que viene cruzará el atlántico para celebrarse en el estado mexicano de Guanajuato.
Un total de 29 vinos gallegos obtuvieron medalla y tres de ellos subieron a lo más alto del podio con un gran oro: Bernón, de bodegas Aquitania y Rectoral do Umia de la bodega homónima, ambos de Rías Baixas, y Alter, un Ribeiro que elabora Priorato de Razamonde.
Por denominaciones, Rías Baixas logra 18 medallas: 2 grandes oros, siete oros y nueve platas; Ribeiro, 1 gran oro, 4 oros y 2 platas; Valdeorras, 1 oro y 1 plata y Ribeira Sacra, una plata.
El grupo Bodegas Gallegas logró seis medallas: uno de los grandes oros de Rías Baixas, para su monovarietal de albariño Rectoral do Umia, dos oros (Gran Alanis del Ribeiro y Alectun de Rías Baixas) y 3 platas para Pasal de Esile (Ribeira Sacra), Gran Campiño (Ribeiro) y Lembranzas (Rías Baixas), todas ellas para vinos elaborados con la cosecha de 2022.
Aunque el dominio generalizado de la representación gallega en este concurso y en consecuencia en el panel de premios fue de los blancos, es de destacar la medalla de oro que recibió el tinto Mil Ríos Barrica Garnacha 2019 de Valdeorras y un rosado, presentado fuera de DO por la bodega Pazo Pondal, elaborado con un coupage de uvas blancas y tintas, como albariño, treixadura y sousón, entre otras.
A esta trigésima edición del Concurso Mundial de Bruselas se presentaron 7.504 vinos procedentes de 50 países. En la convocatoria para vinos blancos y tintos resultaron con medalla 28 vinos gallegos el vigésimo noveno, fue el antes citado Olivia Rosé de Pazo Pondal en la cata de rosados que llevó medalla de plata.
