Tribuna

Esperpento y psicosis en Federación Galega de Automovilismo

Ourense. 25-10-2017. Sede de la Federación de Automovilismo. Paz
La situación vivida esta semana, da buena cuenta del momento de nerviosismo que se vive en O Pino

Qué inicio de semana en las oficinas de la FGA del barrio de O Pino en Ourense. Arrebato de ira, crispación general en contra del todavía presidente y recogida de cable al más puro estilo Groucho Marx, "estos son mis principios, si no le gustan tengo otros".

La deriva y psicosis que se lleva viviendo en la Federación Autonómica desde hace meses, con constantes salidas de tono, pequeños espectáculos y errores flagrantes están convirtiendo a uno de los certámenes de referencia a nivel nacional, el de rallys, en una clase de sketch de tragicomedia constante, al más puro estilo "Camera Café", pero con más estupor que risas. 

No es normal lo que se ha vivido tras el comunicado de la FGA y ni mucho menos tener que estar a estas alturas de la vida tolerando según qué actitudes constantes. Normalizar situaciones que se están dando porque "ha sido toda la vida así" es un problema, y de los gordos.

Esa normalización autonómica hace que desde fuera se vea como una locura tolerar esto y más, que las instituciones públicas no tomen una determinación real sobre qué hacer. Aunque visto lo visto y tras varios precedentes desastrosos, casi mejor que no toquen nada.

Puedo entender el calentón y el arrebato de ira de Iván Corral como persona, pero no como presidente de una Federación. Todos cometemos errores y el que dice que no, miente. Entiendo que la situación acarreada durante todo este tiempo con Chema Rodríguez es complicad y que ahora mismo ve temblar su presidencia con varias candidaturas que le están buscando (y encontrando) las cosquillas constantemente.

Un presidente debe ser un ejemplo, una figura institucional que lleve el nombre de un deporte, en este caso el automovilismo, con estilo y honor allá por donde vaya. Las riñas y acusaciones públicas utilizando la FGA como plataforma están de más y por ello, no pueden volver a repetirse, más cuando de manera deliberada o no, se incluyeron a deportistas, que son los que junto a los organizadores pagan la fiesta.

La disculpa honra (condicionada por el escarnio público y notorio al que fue sometido durante las horas posteriores), pero no soluciona el problema de base, el de errar una y otra vez en las formas, en el fondo y en los tiempos, porque de nada sirve tener 150 equipos en la salida de una prueba, cuando en el fondo no sigues la premisa del verdadero espíritu del respeto a tus federados.

Lo peor, pensar que esto no es un simple error y que más pronto que tarde volverá a suceder. Todavía queda más de medio año para las elecciones y en ese tiempo habrá más "historias", "anécdotas" y "malentendidos" de este tipo.

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