Justo cuando uno pensaba que la deriva y el delirio de la FGA no podía llegar a un punto más descontrolado, la situación ha dado una vuelta de tuerca más. El último comunicado publicado por la Federación que técnicamente defiende (o debería defender) los intereses de todos los pilotos, copilotos y organizadores gallegos consta de cuatro folios en los que habla, con mayor o menor acierto (cada uno contará la feria según le fue en ella) de los problemas actuales y pasados del propietario de Recalvi, al que califica de manera despectiva como "recambista" (como si fuese algo malo) con el ente autonómico y su presidente.
En ese documento de 20 puntos se desgranan distintos problemas entre ambos que sinceramente no aportan absolutamente nada al federado o aficionado, pero que resultan en cierta manera comprensibles tras el intercambio dialéctico que llevan protagonizando durante meses. Al margen de toda esa información innecesaria para muchos, es particularmente deplorable y de una bajeza moral inexistente el punto 19.
Ese fragmento, lanzado con bala e intentando ser sutil (sin serlo) dice:
"Alguén dixo que as raxadas e soberbias deportivas páganse antes que despois. Así o deste fin de semana deportivo, en Córdoba, é unha cura de realidade e debería ser para el de humildade. As veces as festas, os acertos, e os erros, tamén van por barrios".
¿Hacia quién va esto? Como no es muy difícil de entender, o al menos todos lo hemos visto después de 18 puntos concentrados en contra del "recambista" y sus proyectos, se refiere al accidente de José Antonio Suárez y Alberto Iglesias, en el que nos sufrieron daños personales y al de Jorge Cagiao y Amelia Blanco, con la copiloto ingresada tras sufrir la fractura de una clavícula por el fuerte impacto con el Renault Clio Rally4.
El karma es complicado y quizá, esos deseos y malas intenciones se vuelvan en contra porque si algo enseña la vida, es que nunca debes desear el mal ajeno a nadie, ni siquiera a tus enemigos.