Tribuna

La tendencia "circuito", cómo alejar al espectador de los rallys y las victorias de despacho

La reclamación de Rossel a Gryazin por una mordida excesiva en una curva fue la gota que colmó el vaso del inicio del WRC

El Rally de Montecarlo más aburrido de los últimos años ha terminado y con él un fin de semana que terminó con una absurda sanción al vencedor y absoluto dominador de la categoría WRC2, el ruso Nikolay Gryazin

Una reclamación de PH Sport, el equipo rival con el que compite Yohan Rossel, provocó una sanción de cinco segundos a Gryazin, lo que hizo que intercambiasen posiciones después de haber subido al podio.

Si bien la reclamación es correcta (desde un inicio se hablo expresamente de los cortes en las trazadas y de mantener al menos dos ruedas sobre el asfalto), resulta curioso ver como un deporte en el que siempre se ha intentado ir al límite entre el punto A y B se esté convirtiendo lentamente en algo más parecido a una competición en circuito en todos los sentidos de la palabra, no solo a la hora de competir, sino de vivir el evento.

Las estacas, los pilotes de hormigón y toda la parafernalia en torno a las trazadas están desvirtuando un deporte ya de por sí complejo. Sancionar a Gryazin por un corte, cuando absolutamente todos en algún momento lo habrán hecho (voluntariamente y no) es legal pero chirría como una puerta vieja y supongo que en próximas pruebas desde TOK Sport buscarán devolverle la moneda a los galos, cosas del deporte.

Como parte de esa "tendencia hacia el circuito", los absurdos cortes de los tramos y las prohibiciones de acceso al público durante kilómetros y kilómetros de especiales durante Montecarlo han creado el efecto "redil" que tan bien se conoce en el Rally de Portugal, con especial énfasis en las palabras del presidente de la FIA que considera que tres marcas están bien y que la culpa del descenso de aficionados se debe al streaming, que por otra banda es muy mejorable.

Es cierto que el Rally de Montecarlo es un mundo aparte, todo el que va lo sabe. Sin embargo, el aumento de decisiones cuestionables tanto para aficionados como para equipos (fuera del mundo de los Rally1) comienzan a ser preocupante (las sanciones por aspectos ridículos a varios equipos son ya un habitual en cada prueba), ya que todo se reduce a convertir un deporte que era único en algo muy parecido a lo que ya existe en otras modalidades.

Y como no, el escaso retorno en medios de participar en el Mundial es un hándicap. El streaming del WRC está bien, pero los aficionados quieren (queremos) ver a los Rally2 y al resto de participantes. Entiendo que es imposible por los costes de producción en muchos de los tramos, pero en todo el fin de semana no vimos a un solo participante "privado", en una situación que considero insostenible para la viabilidad de cualquier proyecto deportivo.

El 2023 acaba de comenzar, pero hay que cambiar algunos aspectos por el bien de los rallys o la tendencia de espectadores seguirá en la línea actual.

Te puede interesar