Un lobo, de unos cinco meses, fue abatido a tiros a finales del pasado mes, posiblemente durante una jornada de caza menor, en un monte de Cualedro.
El lobezno, que según los voluntarios del Grupo Lobo en Galicia pertenecía a un grupo familiar que llevaban siguiendo de hace meses, falleció tras dispararle prácticamente a bocajarro. El colectivo no descarta que el animal, dada su corta edad e inexperiencia, se acercó curioseando al cazador.
Un miembro del colectivo halló el cadáver del lobo destrozado en un pinar, donde supuestamente lo ocultaron de forma deliberada para eludir cualquier tipo de responsabilidades, dado que la especie goza de protección en la actual legislación.
Los miembros del Grupo Lobo en Galicia depositaron los restos en el Centro de Recuperación de Especies de Alto do Rodicio con el objetivo de realizar la autopsia para esclarecer el fallecimiento e identificar al autor de los disparos.
El colectivo dio a conocer los hechos a través de una red social, asegurando que los lobos, “aparecen y desaparecen de una forma misteriosa; algunas muertes son publicadas desde la Administración correspondiente y autorizadas por ella, pero otras muchas no lo son. Galicia es un caso especialmente flagrante donde el furtivismo campa a sus anchas".
200, en un año
En el territorio gallego, según los datos que maneja la citada asociación, fallecen una media de 200 lobos cada año a causa de la actividad cinegética legal y el furtivismo.
Agentes medioambientales y Seprona investigan el fallecimiento del lobo. Además, los responsables del Grupo Lobo tienen previsto registrar esta semana un escrito en el Parlamento de Galicia pidiendo medidas de protección y vigilancia.
Por otro lado, Ecologistas en Acción descarta que diversas razas autóctonas gallegas corran riesgo de desaparición por el hecho de que el lobo sea especie protegida. En este sentido, no comparte "el malestar" que, según dicen, trasladó la Xunta de Galicia al Gobierno central por tal protección. Recuerdan que "el control del lobo, lejos de mitigar los ataques a los rebaños, desestructura las manadas y produce justo el efecto contrario, un aumento de los ataques".
