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REPORTAJE
El proyecto “La vieja historia de la muerte” se basa en un objetivo claro: “Eliminar la pregunta de ¿Me pasa esto y dónde me dirijo?”. Así lo explica Mónica González, una de las enfermeras de oncología del Hospital de Verín que, junto a Cristina Bueno y Melisa Rodríguez (quien se ausentó por causas de fuerza mayor), ganaron el “II Premio de Humanización del área sanitaria” para profesionales y asociaciones de pacientes en noviembre.
Un galardón que recibieron orgullosas y emocionadas. “Me harté de llorar, es muy importante para nosotras conseguir este reconocimiento después de tanto tiempo viviendo esta situación”, apunta Cristina. Un reconocimiento que “no son los 1.500 euros del premio, sino todas las cartas, mensajes y llamadas que recibimos de nuestros pacientes y familias los días después, ese fue el mayor premio, lo que más nos aporta”, añade González.
El proyecto ganador de Humanización II propone la creación de una enfermera de enlace para los cuidados paliativos, tanto dentro como fuera del hospital, apostando por la continuidad de los cuidados para mantener hasta el final del proceso la proximidad con el paciente y su familia. “Llevamos muchos años -yo y Cris, ocho- en este servicio, y nos dimos cuenta de que había un porcentaje de pacientes que se perdía, entonces creemos que debemos ir más allá”, explica Mónica.
El trato con el paciente, atender sus llamadas, acompañar a la familia, derivarlos a trabajadoras sociales o resolverles dudas, son algunos de los factores que se solventarán con la implementación de “La vieja historia de la muerte” en el centro comarcal. “Aunque nosotras ya intentábamos ofrecer esto en nuestros ratos libres, queremos que ellos tengan una referencia estable, y que la relación de confianza sea firme”, añade González.
Es esa relación de confianza la clave para hacer de la oncología una rama más humana. “Este trabajo es muy humano, hay pacientes que te marcan y sí que es cierto que pasamos malos tragos, pero de ellos aprendes a ver las cosas desde otra perspectiva, y las cosas buenas nos reconfortan”, concluye Cristina, convencida de que la proximidad, confianza y empatía son la esencia de un buen servicio de enfermería. Y fue divulgando sus creencias y vivencias en oncología como se hicieron con el premio que les “alegró el alma”.
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