Si Elisardo Carnero (Cualedro, 6 de abril de 1925) hubiera hecho caso a quienes le dijeron, hace 50 años, que “había que estar trastornado para poner una gasolinera en Cualedro”, no hubiera podido celebrar junto a su familia, sus amigos y su socio, Isaac Parada -“Chatín”-; el medio siglo de vida de un negocio que ambos consiguieron levantar con gran esfuerzo al volver de Venezuela, en 1971. “Tiene su mérito”, reconoce Elisardo. “Por aquel entonces vimos la evolución del mundo, vimos que avanzaba. De la tierra pocos hacían caso ya y los coches iban aumentando”, añade Carnero, que tras la emigración montó también una ferretería en el pueblo. Al igual que su cuñado, “Chatín” (Cualedro, 21 de octubre de 1927), que viajó ayer desde Vigo para reencontrarse, siete años después, con Elisardo; tuvo un carácter emprendedor y abrió una mercería en la misma localidad a su regreso del país venezolano. “Esto es una alegría, que nos hagan este homenaje. Fue muy difícil poner en marcha la gasolinera”, explica “Chatín”, que recuerda cómo antes de la llegada de las alarmas ambos se turnaban para no dejar el negocio solo por las noches durmiendo en una cama plegable. “Una noche dormía él y otra yo”, subraya el nonagenario.
LA ESCULTURA
Elisardo y “Chatín” descubrieron este domingo una escultura elaborada en chapas de hierro y materiales reciclados -un motor viejo, una bomba de agua de un coche o discos de una radial, entre otros- por Carlos Danoz. Se trata de un surtidor especial que está recubierto por hojas de hiedra talladas individualmente. En su conjunto, el escultor invirtió más de 100 horas de trabajo. “La hiedra representa la tenacidad. Es una planta que, aunque la cortes, siempre busca sobrevivir. Esto es lo que hicieron Elisardo y “Chatín”, que se enfrentaron a un montón de visicitudes con gran empeño”, explica Danoz. “El surtidor, con aire antiguo, también representa los años que ha sobrevivido este proyecto. Va envejeciendo, pero sigue en pie, al igual que sus fundadores, que se han hecho mayores, pero siguen en pie”, añade.
Eulogio Palomanes, sobrino de los fundadores, ha sido el encargado de recoger su testigo y asumir la gerencia. Actualmente, la gasolinera de Cualedro cuenta con otros tres empleados. “Estou emocionado por poder continuar cun proxecto que eles iniciaron hai 50 anos”, reconoce. “É complicado, e máis nestes tempos, levar adiante un negocio no rural, pero a Comarca de Monterrei vai resistindo e seguiremos adiante”.
