Lucha contra el coronavirus

La policía vuelve a la Raia

Feces de Abaixo (Verín). 31/01/2021. Primer día de preche da fronteira Portuguesa en Feces de Abaixo, polas novas restriccións para frear o Covid-19 en Portugal.
Foto: Xesús Fariñas
photo_camera Así se encontraba la frontera Verín-Vila Verde da Raia este domingo (XESÚS FARIÑAS).
El cierre de las fronteras de Portugal con España, salvo para trabajar o estudiar causa preocupación entre los vecinos de ambos lados, que temen que se prolongue más de lo anunciado por el Gobierno portugués, perjudicando al comercio

Este domingo, el paso fronterizo de Feces de Abaixo (Verín-Vila Verde da Raia) amanecía con controles de la Policía Nacional, la GNR y el Serviço de Estrangeiros e Fronteiras (SEF) para blindar el paso, tras entrar en vigor las nuevas medidas restrictivas ante la deriva epidemiológica en el país luso, que ha dejado más de 12.000 víctimas mortales. El paso no está cerrado, como sí lo estarán los del resto de la provincia, pero solo se podrá atravesar aportando una causa justificada, como motivos laborales o educativos.

La Raia es la frontera más antigua y larga de Europa con 1.200 kilómetros y solo tiene ocho cruces habilitados a lo largo del país para el tránsito de ciudadanos con permisos específicos.

Más allá de la batalla sanitaria, la mirada se vuelve hacia otra lucha, la del día a día. Los vecinos de Feces, preocupados, lamentan las consecuencias de las restricciones de movilidad y piensan que "a fronteira vai estar pechada máis de 15 días", como valora Chelis Dosantos, vecino. Un nuevo varapalo al comercio local que depende en su 80% de ese vaivén fronterizo que dinamiza la Raia.

Durante la jornada dominical, el flujo de movimiento no fue abundante. En terreno portugués se encontraba parado un autobús que iba dirección Portugal. "Levamos case unha hora parados porque hai persoas que non teñen o máis mínimo coidado", reclamaba Carlos Dosantos, uno de los conductores portugueses que, entre enfado y desolación, contaba que por el camino entre Francia y Portugal se ven "cousas sen sentido", lo que hace que este conductor vea "ridícula" la medida del cierre de fronteras.

Entre camiones, vehículos propios y alguna que otra furgoneta transcurrió la mañana en la frontera. Y aunque reinaba la tranquilidad en el paso, al otro lado, en Feces de Abaixo, la mañana era aún más sosegada. Apenas se veía gente en la calle y los comercios con la persiana subida permanecían vacíos.

"A maioría dos nosos clientes son portugueses polo que sen eles non facemos nada", comentaba Marco Chaves, un trabajador portugués de Supermercados Covirán. Chaves, como muchos otros, lo tiene claro: "O peche da fronteira non vai solucionar nada, hai que mirar de tomar outras medidas e non cerrar totalmente a fronteira". Además, tras este primer día de cierre, la preocupación crece entre los comerciantes. Antonio Dosantos asegura que llevan "un montón de tempo mirando para o aire", algo que lo enfada ya que "naide contou nada co comercio da fronteira".

Y tras el primer contacto con la realidad de las próximas semanas, el ánimo es desolador: caras serias en la frontera, vecinos preocupados y miradas a ningún lado que buscan la manera de sobrevivir y poder aguantar este "palo" otra vez. 

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