Los verinenses presentaron sus ofrendas a San Antón en Ábedes, desafiando a la lluvia. Cientos de romeros asaron chorizos, corderos y cochinillos en torno al templo y pidieron al santo que cuidara de sus animales.

El San Antón de Verín estuvo pasado por agua

Un vecino asando chorizos ante la atenta mirada de los miembros de su pandilla. (Foto: MARCOS ATRIO)
La ermita de San Antón, en el monte con el mismo nombre de Ábedes (Verín), volvió a ser ayer, como cada 17 de enero, punto de referencia para cientos de romeros que, tras presentar sus ofrendas al santo, prendieron hogueras en su entorno para asar chorizos, corderos y cochinillos. Incluso había un pandilla preparando una paella con carnes de caza (liebre y conejo).
Es la fiesta del San Antón, a la que el Concello verinense rebautizó como la 'festa do chourizo' y en la que los romeros cumplieron con el ritual de todos los años: primero pedir al santo que cuidara de sus animales y después buscar un lugar en la ladera del monte, donde se encuentra la ermita, para prender la hoguera y cocinar todo tipo de productos para degustarlos con amigos y conocidos.

A las diez de la mañana, el humo de las fogatas era visible desde cualquier punto de la comarca, oscureciendo buena parte del casco urbano verinense.

El Concello puso cinco toneladas de leña a disposición de vecinos y visitantes, pero muchos de ellos optaron por cortarla en el propio monte -tuvo que ser desbrozada la maleza para la romería- lo que provocaba que la humareda aún fuera mayor al estar los troncos y ramas mojadas y verdes.

El único obstáculo fue la lluvia que comenzó a caer con fuerza a las 12,30 horas, nada más dar comienzo la procesión con la imagen del santo de la iglesia de Ábedes, en la que se venera durante todo el año, hasta la ermita, donde estaba prevista una misa al aire libre, que tuvo que ser en el interior del templo. 'É unha pena que chova, pero non lle hai que facer', lamentaba una vecina de Verín, Rocío Salgado.

La ermita es de reducidas dimensiones, lo que provocó que muchos romeros quedaran en el exterior durante el acto religioso, varios de ellos con perros y gatos en sus manos. 'Veño pedirlle ó santo que cuide dos meus cans de caza, que non me morran', afirmaba un vecino de Queirugás (Verín), Jesús Guerra.

La misma petición se la formuló José Alonso (vecino de Ábedes), asegurando que acude a la fiesta todos los años 'e recoñezo que San Antón é moi milagreiro', apuntó.

Tras la misa solemne, los asistentes acudieron a sus respectivas hogueras para degustar sobre todo chorizos acompañados de cánticos y la música de la charanga Támega.

La fiesta se prolongó durante toda la jornada sin incidentes, aunque el personal sanitario tuvo que atender a un romero que se mareo en las puertas de la ermita. Por la tarde, varios cigarrones controlaron la fiesta, como manda la tradición, para anunciar el Entroido.

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