Así funciona el sistema en USA: ¡vaya tomate!
ANÁLISIS
En la mayoría de los estados hay un claro favorito y solo en 7 de los 50 no lo hay. La presidencia de un país de 340 millones se puede decidir por los votos de 200.000 indecisos.
A dos días de que los americanos se acerquen a las urnas quizás sea un buen momento para conocer un poco mejor el “casi perfecto” sistema democrático estadounidense.
Teniendo en cuenta que la ley fundamental por la que se rige el sistema de gobierno de un país es su Constitución, empecemos hablando de la yanqui.
La Constitución americana es un texto que fue escrito hace más de dos siglos (17 de septiembre de 1787, en vigor desde 1789). Este texto nacido en un incipiente país que por aquel entonces no llegaba a los cuatro millones de habitantes (hoy ronda los 340 millones) sigue siendo en esencia el mismo de hoy, puesto que para realizar cualquier cambio es necesario tener mayoría de dos tercios por parte de ambas Cámaras (Senado y Cámara de Representantes, que juntas forman el Congreso de los Estados Unidos) y lo que todavía es más complejo, el acuerdo de tres cuartos de los 50 Estados. Por lo tanto, cualquier modificación no parece fácil. De hecho, la última vez que se modificó fue hace 53 años, en 1971, para rebajar a los 18 años la edad para votar. El texto fue redactado en un tiempo y en una situación que absolutamente nada tienen que ver con el país en que se ha convertido.
Con una Constitución “ligeramente desactualizada”, veamos cómo legislan los norteamericanos. Bajo el Capitolio de Washington se encuentran el Senado (Cámara Alta) y la Cámara de Representantes (Cámara Baja). El Senado consta de 100 miembros que gozan de un mandato de seis años y que se renueva por tercios cada dos. Cada estado tiene dos senadores, independientemente de la población de los mismos.
En cuanto a la Cámara de Representantes (nuestro Congreso de los Diputados), son 435 sus miembros y también con renovaciones bianuales y en este caso sí se atiende a criterios de población, aunque estos criterios no se actualizan desde 1929 (cuando la población de la nación era aproximadamente un tercio de la actual). Pero todavía hay más. Para la aprobación de cualquier ley es necesario el concurso de ambas cámaras. Si como ocurre desde 2023 cada partido tiene mayoría en una de las dos, la inoperancia legislativa y la no aprobación de presupuestos están garantizadas. No somos los únicos a los que no les aprueban sus presupuestos.
En cuanto a Constitución y legislación, “pequeñas lagunas”.
¿Y en cuanto al sistema de votaciones?
USA es la única democracia del planeta en la que el Presidente no es elegido directamente por los votantes, sino por un Colegio Electoral.
¿Qué es el Colegio Electoral?
La Constitución otorga a cada uno de los 50 estados un número de electores en el Colegio Electoral que equivale a su representación en el Congreso y el Senado. El candidato que vence en un Estado se lleva todos los votos electorales del mismo, independientemente de que haya ganado en él por un voto o por un millón de votos. Para salir elegido presidente hay que alcanzar 270 de los 538 votos electorales. Pero realmente la cosa que parece muy compleja se “simplifica” mucho más, puesto que en la mayoría de los estados hay un claro favorito y solo en 7 de los 50 no lo hay. Al final, la presidencia de un país de 340 millones de habitantes se puede llegar a decidir por los votos de no más de 200.000 votantes indecisos. Tan cierto como difícil de creer.
¿Cabe entonces la posibilidad de que pueda ser elegido presidente de los Estados Unidos un candidato que no ha obtenido la mayoría de votos populares?
Por supuesto que sí. De este modo han gobernado en los últimos tiempos George W. Bush y el propio Donald Trump. Es más, hay posibilidades de que esta situación pueda repetirse este martes.
Pero todavía no hemos acabado, hablemos de la financiación de las campañas. Hoy en día está permitido en USA a las empresas patrocinar sin ningún límite las campañas electorales de quien más les convenga. Sirvan como ejemplo los 76,3 millones de dólares que ha puesto Elon Musk (director ejecutivo de X), sexto en el ranking de donantes públicos, para la campaña de Donald Trump. A esto le podemos sumar adicionalmente los cheques de un millón de dólares que sortea entre votantes inscritos que apoyen a Trump. La Fiscalía de la ciudad de Filadelfia acaba de demandarle por estas generosas dádivas en forma de cheques, pero, mientras tanto, las donaciones ya están y las elecciones también estarán.
¿Y qué ocurre con otros mecenas de más dudosa reputación?
Para ello los americanos han buscado también solución. Han creado unas entidades llamadas Super PAC, que pueden recibir donaciones opacas y anónimas, y que están autorizadas a financiar las campañas. A estas donaciones se les conoce como “dinero oscuro” y surten tanto a demócratas como a republicanos. Las previsiones hablan de 15.900 millones de dólares en donativos en la actual campaña (cifra superior a los Presupuestos de la Xunta de Galicia para 2025).
Para finalizar, comentar un hecho que en sí mismo parece antidemocrático, al menos visto desde la perspectiva de un votante en casi cualquier país de Europa, donde las elecciones se suelen celebrar en domingo para facilitar a los ciudadanos la afluencia a ejercitar su derecho, y para lo cual simplemente deberás estar inscrito en un censo que se elabora automáticamente. En Estados Unidos el derecho a votar no aparece en la Constitución y cada Estado regula el acceso a las urnas, facilitando o complicando el mismo. Si eso fuera poco, es difícil anotarse en el censo electoral, es difícil obtener información de cómo votar y se vota en día laborable. A mí se me quitarían las ganas y deduzco que es lo que se pretende.
No quiero acabar sin hacer la última parada en el escrutinio de votos a la americana. En España escasas horas después de cerrarse los colegios electorales ya conocemos los resultados de las elecciones.
¿Qué ocurre en Estados Unidos con el escrutinio de votos?
En algunos estados, pasados tres días de las elecciones todavía no hay resultados. Eso fundamentalmente es una deriva de las distintas formas permitidas de sufragar, procesar y contar los votos que existen en el país (casi tantas como estados). Además, si somos mal pensados, a mayor demora…
Así funciona, de manera escueta y en cuanto a Elecciones a la Presidencia se refiere, la mayor economía del planeta.
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