Revuelta en Brasil, los seguidores de Bolsonaro toman edificios institucionales

Seguidores del expresidente brasileño Jair Bolsonaro invaden el Palacio de Planalto, sede del Ejecutivo, y la Corte Suprema (EFE)
photo_camera Seguidores del expresidente brasileño Jair Bolsonaro invaden el Palacio de Planalto, sede del Ejecutivo, y la Corte Suprema (EFE)
Cientos de simpatizantes del expresidente Jair Bolsonaro ha superado las barreras policiales y ha invadido la sede del Congreso brasileño, palacio presidencial, el Palacio de Planalto, y a la sede del Tribunal Supremo Federal en Brasilia en el marco de una manifestación contra el nuevo presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva

Las fuerzas de seguridad recuperaron ayer el control de las sedes del Congreso, la Presidencia y la Corte Suprema de Brasil, tras ser invadidos y vandalizados por cmiles de seguidores radicales del exmandatario Jair Bolsonaro, en Brasilia.

Agentes antidisturbios cargaron contra los manifestantes golpistas con gases lacrimógenos y establecieron un perímetro alrededor de la plaza de los Tres Poderes, donde se encuentran los edificios que albergan los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial. Según informaciones preliminares de la Policía, citada por medios locales, había ayer más de 200 detenidos.

Miles de partidarios de extrema derecha, simpatizantes de Bolsonaro, provocaron el caos en la capital brasileña al entrar de forma violenta y destrozar parcialmente el Supremo, el Parlamento y el Palacio de Planalto, sede del Gobierno.

Los hechos, condenados de forma unánime por la comunidad internacional, ocurrieron exactamente una semana después de Luiz Inácio Lula da Silva asumiera la Presidencia de Brasil. Inmediatamente después de la derrota en las urnas el pasado 30 de octubre, los bolsonaristas montaron campamentos frente a los cuarteles en varias ciudades brasileñas y en muchos lugares permanecen aún concentrados desde hace dos meses.

Fueron alrededor de cuatro horas y media durante las cuales los manifestantes bolsonaristas camparon con libertad por esas instalaciones, generando destrozos en el interior, mientras otras decenas rodeaban los edificios, algunos de ellos equipados con palos.

Intervención federal

Ante los graves altercados, Lula, quien se encontraba de viaje en el interior de Sao Paulo para conocer los daños de las fuertes lluvias de los últimos días, decretó la intervención federal en el área de seguridad del Distrito Federal de Brasilia. La medida, que estará vigente hasta el próximo 31 de enero, implica que las fuerzas de seguridad de Brasilia estarán bajo control directo del Gobierno federal.

El dirigente progresista también prometió en un pronunciamiento encontrar y castigar a los “vándalos fascistas” que “destrozaron todo lo que encontraron a su paso” en Brasilia e identificar a los posibles “financiadores” de esos actos antidemocráticos.

Recordó Lula que hay “varios discursos” de su predecesor, Jair Bolsonaro, en los que “alienta” la toma de los distintos poderes. “Esta también es su responsabilidad y la de los partidos que lo apoyaron”, sentenció.

Poco antes del anuncio de Lula, el secretario de Seguridad de Brasilia, Anderson Torres, quien fue ministro de Justicia en el Gobierno de Bolsonaro, fue destituido de su cargo. El Gobierno de Lula, a través de la Abogacía General del Estado, solicitó además al Supremo la prisión de Torres.

Los actos en Brasilia desencadenaron otros en el país, entre ellos en Sao Paulo, donde la Avenida 23 de Maio, una de las principales de la ciudad, fue bloqueada por bolsonaristas que impidieron durante toda la jornada la circulación de automóviles cerca del aeropuerto de Congonhas.  El episodio vivido ayer en Brasilia recordó a la invasión del Capitolio de Estados Unidos ocurrida el 6 de enero de 2021 por parte de simpatizantes del expresidente Donald Trump, quien guarda una relación de amistad con Bolsonaro.

El exmandatario brasileño se encuentra en Florida, donde viajó dos días antes de la investidura de Lula. Por el momento, no se ha pronunciado sobre los graves incidentes ocurridos en Brasilia, ni hay noticias sobre el expresidente.

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