El Hotel Monumento San Clodio se inauguró en 1999 con la misión de convertirse en el revulsivo turístico no solo para el municipio de Leiro, en donde está ubicado, sino para toda la comarca de O Ribeiro. Se abría al público, después de una inversión pública de 10 millones de euros, como un importante activo económico para impulsar sectores estratégicos como el vino, cuando la Denominación de Origen empezaba a dar los primeros pasos cara el enoturismo, cuya potenciación sigue estando hoy en el punto de mira de la Ruta do Viño, bodegueros, “colleiteiros” y de los concellos.
Hoy, sin embargo, el establecimiento, en manos de la cadena Eurostars, del grupo Hotusa, dista de ser un revulsivo. Cerrado la mayor parte del año y con servicios “a medias” en las épocas en que se mantiene abierto al público, se ha convertido en el objetivo de críticas generalizadas.
Hace años que su actividad se centra casi exclusivamente en la organización de bodas, abandonando casi por completo los servicios de alojamiento, restaurante, cafetería y el spa del vino, un atractivo complemento pagado por la Xunta y cuya gestión fue entregada también a la cadena del chantadino Amancio López Seijas.
En estos momentos, cualquier posible cliente se encontará que hasta el próximo 11 de septiembre hay plazas disponibles, aunque con el restaurante cerrado durante las noches de domingo y lunes. Entre el 11 de septiembre y el 29 de octubre el hotel solamente tiene previsto abrir los viernes, sábados y domingos, con la salvedad de que todos los sábados están ocupados con la celebración de bodas, una circunstancia que no siempre es aceptada por aquellos huéspedes que buscan tranquilidad y buenos servicios en el señero edificio.
Además, a partir del 29 de octubre cierra definitivamente hasta marzo, una circunstancia convenida con la Xunta de Galicia, responsable de la adjudicación de las instalaciones públicas.
Preguntados al respecto, responsables de Turismo se mostraron sorprendentemente permisivos ante una situación que provoca frustración en la comarca: “es lo habitual todos los años”, “lo normal es que cierre hasta el martes de Entroido”.
La adjudicación a Hotusa tiene un periodo de 25 años, prorrogables de cinco en cinco, hasta un máximo de 50, y para su rescisión sería necesario que el Concello (que paga 9.000 euros anuales al Monasterio de Samos por el alquiler) o la Xunta denunciasen el convenio para abrir la explotación a otras empresas. Algo que ni se confirma ni tampoco se descarta, aunque preguntado el alcalde de Leiro, Francisco José Fernández, sobre el funcionamiento del hotel, reconocía que se pretendía fuese “el motor de O Ribeiro en el ámbito turístico, pero en estos momentos no responde a las expectativas”.
Sin servicio de comedor y con ruido de los banquetes
En O Ribeiro, es conocida la situación del hotel y sus largos periodos de cierre, pero el mayor motivo de indignación es que no funcione con todos los servicios deseables en un complejo de estas características ni siquiera en los meses en los que abre, “ni en junio, ni julio, ni agosto”, apuntan fuentes del Concello. De hecho, insisten en que si no hay huéspedes ya no se abre el restaurante, pese a que está obligado por el convenio suscrito por la cadena hotelera y la Xunta. Son también habituales las quejas de los usuarios, por ejemplo, por la ausencia de personal para servir desayunos, o las dificultades para poder elegir a gusto un plato o un menú determinado. En otros casos, que rayan el esperpento, los clientes han manifestado su disgusto por no poder conciliar el sueño por la noche al coincidir en el mismo recinto la celebración de un banquete de boda, y también clientes que deseaban acudir al spa para relajarse y lo encontraron cerrado, cuando es uno de los servicios esenciales que se incluyen en el programa de estancias.
