La joven, de 26 años, confesó que antes de matarlo le dio pastillas para que se durmiese. La Guardia Civil continúa buscando partes del cuerpo por la zona
La vecina de Rabiño (Cortegada) ha confesado esta mañana ante la comitiva judicial que fue ella la que asesinó al hombre con el que mantenía una relación asfixiándolo con una almohada, después de suministrarle pastillas para dormirlo. Hasta el momento se encontraron un pie y parte de una mano de la víctima.
En estos momentos, la Guardia Civil continúa buscando más partes del cuerpo por la zona, tras confesar la joven de 26 años que las había escondido al menos en un monte cercano.
La víctima es José María R.Z., un catalán de 53 años. La presunta asesina, Cristina Rodríguez Veloso, había reconocido a su psiquiatra que quemó el cadáver de un ligue de internet y se había deshecho de él de dos formas: una parte la tiró a un riachuelo cercano a su vivienda y la otra la enterró en la finca. Para ello, también lo descuartizó. Sin embargo, hasta esta mañana afirmó en todo momento que ella no lo había matado, sino que lo encontró muerto y procedió a quemar su cuerpo para deshacerse de él.
La Guardia Civil, con sus unidades judiciales y criminalísticas, acudió este martes al lugar de los hechos con la detenida para realizar una inspección y tratar de encontrar restos humanos. Así, con la mujer presente y con la ayuda de dos perros, los investigadores marcaron tres puntos clave en la vivienda. El primero, un alpendre con la puerta quemada; el segundo, la parte frontal de la finca, donde procedieron a excavar y hallaron el pie del fallecido, y por último, una zona cercana a un riachuelo en la que Protección Civil accedió a desbrozar para continuar con la búsqueda. Estuvieron allí toda la tarde, hasta que anocheció y hubo que retirar el dispositivo.
La investigación llevaba meses activa. La madre del hombre había denunciado su desaparición el 27 de agosto (se había desplazado a Ourense el 24), pero no fue hasta ayer cuando Cristina confesó que había quemado su cuerpo. Lo hizo en la Unidad de Psiquiatría del CHUO, desde donde se activó un protocolo que llevó a su posterior detención.
LA CHIMENEA QUEMADA
Los vecinos más próximos a la vivienda señalaron que la investigada había incendiado la chimenea de su casa en dos ocasiones a principios de septiembre -aún en verano-, poco tiempo más tarde de que se denunciase la desaparición de su ligue. Tuvieron que llamar a la Guardia Civil “porque olía mucho, olía fatal”. Cristina solo llevaba un año viviendo en la aldea de Rabiño y el único contacto que había tenido con los residentes de al lado había sido para pedirles un encendedor. Algunos residentes de la localidad también afirman que su vecina había sido vigilada anteriormente porque había sospechas de que pudiese provocar -presuntamente- pequeños incendios en Cortegada.
MÚSICA A TODO VOLUMEN
Ninguno de los cuatro vecinos más cercanos tenían una buena relación con la detenida. Al contrario, la describían como una persona “muy poco comunicativa” y que “no habló con nadie desde que se mudó un año atrás”. Cada vez que entraba en la aldea “llevaba la música a todo volumen, te enterabas de que pasaba porque su coche retumbaba”, reconocen. A veces coincidían en misa o en la fuente, “pero apenas decía hola”, apuntaba ayer una vecina.
Cristina es madre de una niña de cinco años y cuando se mudó a Rabiño tenía una pareja estable. Al parecer, habían preparado una vivienda para ir a vivir los tres. Sus padres también son de Cortegada.
Sin embargo, los residentes de la localidad aseguran que pocos meses más tarde se separaron y que actualmente era él quien tenía la custodia de la niña. Fue entonces cuando apareció en escena el fallecido, así como otro visitante. Los vecinos recuerdan ver al desaparecido: “Non tiña coche, o traía ela”. Señalan que “llevaba una visera habitualmente que le tapaba la cara”.
Todos tienen en mente también a un hombre de Madrid que llegaba a menudo en un coche negro: “Le traía comida, leña y andaban juntos en la finca”.
La detenida pasará este miércoles a disposición judicial por un delito de homicidio
La detenida por el caso de Rabiño pasará este miércoles a disposición judicial por un delito de homicidio, el tercero de estas características en 2021. El primero fue el crimen de Velle, en febrero. Diego Rodríguez Torres apuñaló a su primo Álvaro Blanco e hirió mortalmente a su novia, Ana Balboa. Tras este, en septiembre, Leticia Magali Sanabria murió asfixiada en O Barco a manos de dos compañeras de trabajo. Por último, en Carballiño, un menor golpeó a su amiga porque quería saber qué se siente al matar.
