Desescalada

A quien madruga...

Julio Armesto estiró para evitar una lesión ahora que puede salir.
photo_camera Julio Armesto estiró para evitar una lesión ahora que puede salir.
Los ourensanos se levantaron con ganas de pisar asfalto por el mero hecho de dar un paseo o practicar deporte al aire libre. Algunos más mudrugadores que otros reviven cómo fue la experiencia: "Es una alegría cansarse al hacer ejercicio"

A las seis de la mañana, los ourensanos más madrugadores aprovecharon el primer día de salida a las calles. Adriana Tabarés-Conde agotó la hora de rigor en cuanto tuvo permiso: "Fue algo extraño poder salir y sentir que pasear es algo legal", afirma. Junto a su compañera de piso, pasó la noche en vela para disfrutar del paseo a las seis y regresar a dormir. "Nos encontramos con una señora que iba con mascarilla y con un chico corriendo, estaba todo tranquilo", rememora. Para hoy, el paseo ya tocará más tarde.

Cuando el suyo terminaba, comenzaba la carrera más deseada por Sandra Senra:"Es la primera vez que madrugo tanto ilusionada", resalta. Los paseos del Miño volvieron a recibirla de nuevo tras casi dos meses y se soprendió con la estampa a las siete y media de la mañana. "Estaba a tope de gente, algunos corriendo, otros paseando e incluso con perros, pero todos respetando las normas", recuerda. Esta salida formará parte de su nueva rutina para comenzar el día con "alegría".

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Este sentimiento lo experimentó Javier Pérez. "Fue una gran alegría porque se echa de menos cansarse haciendo ejercicio", cuenta este ourensnao. Aunque comenzó liviano, recorrió más de ocho kilómetros que irá incrementando con los días:"Seguiré por mi barrio, con la ruta que tracé", explica. Julio Armesto fue de los últimos en salir la mañana de ayer. "Preferí esa hora antes que la tarde, porque seguramente habría más gente", comenta. Por el momento disfrutó de la "sesanción de libertad" en su vuelta al asfalto.

Por la tarde les tocó a los más remolones. Los nervios se adueñaron de Cintia Fernández antes de salir de casa. Manteniendo las distancias, algo que ve "complicado" en calles con "bastante gente", salió hacia su destino, el Xardín do Posío: "Me sentí muy liberada al poder respirar aire fresco de nuevo", reconoce.


Los que no salieron

La finca puede esperar

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Felipe Pérez, a sus 86 años, no tiene prisa por salir. Pese a ser una persona muy "activa" y gozar de permiso para salir a pasear, prefiere esperar a gozar de una mayor seguridad para recuperar parte de su rutina. "Teño ganas de poder ir á miña finca, aínda que sea para estirar as pernas", cuenta.

El deporte continúa dentro de casa

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Araceli Lobato prefirió no salir a correr como acostumbraba, ya que es de riesgo. "Viendo lo que pasó la semana pasada, no quiero arriesgarme", afirma. Ahora el deporte lo hace en casa y, aunque al principio lo pasó "mal", se acostumbró. "Si para tener más seguridad tengo que esperar, lo haré", concluye. 

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