El objetivo es reducir y compartir gastos para poder acceder a un hogar

'Ahora es más habitual subalquilar vivienda'

Chabola ubicada en la ciudad, debajo del Puente Ribeiriño. (Foto: MIGUEL ÁNGEL)
La idea de compartir una vivienda para colectivizar gastos es una estratagema cada vez más habitual entre las familias, que detectan también en otros organismos como la Cruz Roja de Ourense. 'A raíz de la situación económica notamos que es más habitual ahora subalquilar habitaciones', explica un portavoz de esta entidad. 'Personas sin vínculos familiares se unen entre ellos para compartir vivienda o casa', añaden. En este sentido, María Iglesias, coordinadora del Plan de Emprego para Inmigrantes de la Cruz Vermella, explica que 'detectamos que hai casos de inmigrantes pendentes de retorno voluntario aos seus países que conviven
'A raíz de la situación económica notamos que es más habitual ahora subalquilar habitaciones', explica un portavoz de esta entidad. 'Personas sin vínculos familiares se unen entre ellos para compartir vivienda o casa', añaden. En este sentido, María Iglesias, coordinadora del Plan de Emprego para Inmigrantes de la Cruz Vermella, explica que 'detectamos que hai casos de inmigrantes pendentes de retorno voluntario aos seus países que conviven con compatriotas seus mentres non se arranxa a súa situación', asegura. También es habitual el perfil de los extranjeros que, buscando trabajo y no encontrándolo, 'vienen de otras grandes ciudades a vivir aquí con familiares o amigos, mientras no solventan sus apuros económicos'.

Para muchos de ellos, residir en una vivienda colectiva es la única forma de no caer en la vulnerabilidad social. Aunque esta estrategia también es utilizada por nacionales. 'Mulleres que son vítimas de violencia de xénero acuden a vivendas cohabitadas para poder compartir recursos e tirar para adiante', sostienen desde la Cruz Roja.

Desde otra de las entidades benéficas ourensanas, Cáritas, sus responsables argumentan que las dificultades económicas que se viven desde hace unos años 'hicieron aparecer nuevos perfiles de pobreza'. 'Personas con vivienda propia que antes no necesitaban ayuda, ahora precisan apoyo para pagar facturas o hacer frente a los gastos cotidianos de su vivienda', dicen.

Desde esta organización aseguran, por otro lado, que 'en 2011 notamos un incremento importante en el número de personas que residen en inmuebles cohabitados'.

Para explicar esta realidad, fuentes de Cáritas Ourense consultadas indican que 'el hecho de que las familias experimenten, en general, un descenso en el volumen de sus ingresos, unido al de que los gastos fijos permanecen constantes', hace que sean más los núcleos familiares que ahora precisan asistencia, no sólo en lo que se refiere a la vivienda, sino también en la alimentación.


MENOR AUTONOMÍA

Esta realidad ha mermado, apuntan, el grado de autonomía que tienen en la actualidad los hogares, tanto en la ciudad como en el resto de la provincia. De entre todas las personas que comparten piso, viviendo, en ocasiones, en condiciones de hacinamiento, los más vulnerables, son, según indican desde Cáritas Ourense, los que sólo tienen opción a una habitación. 'Muchos no tienen un contrato y, a la mínima, pueden encontrarse en la calle si el titular así lo decide, sin más', explican. Son precisamente estas personas la que sufren un mayor riesgo de padecer una situación de exclusión social al depender su bienestar de la decisión de terceros.

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