Alejandro Barros: “Al terminar Medicina hay otras opciones, no solo presentarse al MIR"

Al acabar el instituto, Alejandro Barros (Ourense, 1993) se decantó por la carrera de Medicina. Se fue a Madrid, terminó los seis años de formación y se decantó por un camino poco transitado por los médicos recién graduados: marcharse a otro país. En su caso, Alemania, donde conoció a otros compañeros españoles con historias similares. Hace meses, comenzaron a hablar de la posiblidad de impulsar un proyecto en común, materializado en la recién creada asociación Médicos Españoles en Europa. Barros es el presidente de la sede en la ciudad alemana de Colonia, donde realiza su tercer año de residencia.

¿Qué busca la asociación?

Todavía estamos empezando, pero el objetivo es crear una red de contactos entre médicos que residimos en Europa y tender una red hacia los médicos españoles que quieren irse fuera. En realidad, aunque la mayoría somos médicos, también es extensible a todo tipo de sanitarios.

¿Faltaba una red de este tipo?

Es que a muchos de nosotros, que nos hemos ido conociendo ya aquí, mucha gente nos ha escrito por privado, tanto a mí como a otro compañero que está en Berlín, y pensamos que lo mejor era hacerlo bien, con una asociación. Y por otra parte, también queremos llegar a organizar congresos, intercambiar información entre los que estamos fuera.

Es una decisión poco común.

Sí, pero la verdad es que cada año, en las pruebas MIR, se quedan fuera miles de personas que no consiguen plaza. Y si entras, tienes que tener mucha suerte para poder escoger lo que te gusta: el sistema es poco flexible, para cambiar de especialidad o de hospital tienes que volver a presentarte al examen. La asociación no busca captar a nadie, solo ofrecer información, que los estudiantes sepan que hay más opciones que al terminar la carrera preparar el MIR.

En su caso, ¿qué lo motivó a escoger otro camino?

Un día, en quinto de carrera, mis compañeros empezaron a hablar de las plazas de la academia del MIR. ¡Faltaba más de un año y ya casi no quedaban plazas! Ahí fue el momento clave, yo no tenía muy claro qué especialidad quería y veía ese camino como una decisión forzada. Entonces empecé a buscar alternativas en otros países, Portugal, Francia, Canadá, Alemania...

Se decantó por Alemania.

Sí, empecé a preguntar a través de distintos organismos cómo era el sistema de residencia, qué requisitos pedían... Yo había estudiado dos años de alemán en la escuela de idiomas, y en Madrid hacía tándem con nativos, para mejorar...

¿Fue difícil marcharse?

A medida que pasaba el tiempo y se acercaba más el final de la carrera me entraba un poco el agobio, al final te sientes como el único que rema a contracorriente. Pero si fallaba era mi decisión, no la de otros, y siempre podría volver.

¿Y llegar?

Al principio fue difícil. Tienes que entregar papeleo, hacer un examen de nivel de idioma, hacer el examen de la Cámara de Médicos que te acredita a trabajar como tal... Pero ahora estoy muy contento, esta es mi casa también.

La emigración 2.0

Barros compara su emigración con la de la generación de sus abuelos, en la que los que primero se marchaban de una comarca solían marcar el destino mayoritario del resto de vecinos. "Ahora es un poco así, la gente te pregunta, te escribe y tú le cuentas. En Colonia, que nos conozcamos, debemos de ser como medio centenar de médicos españoles", apunta. La asociación, que cuenta con página web, además de perfiles en diversas redes sociales, cuenta con un apartado específico para ponerse en contacto con los miembros, y de esta forma establecer un canal de comunicación sencillo. "Estamos abiertos a que todos los que tengan dudas o interés nos escriban, sin ningún problema", explica Barros.