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Hay ciertas prácticas que la pandemia paralizó pero que volvieron tras la relajación de las restricciones -y el levantamiento del toque de queda- como un tsunami. Es el caso del consumo de drogas y del sexo sin protección, dos hábitos que convergen en ocasiones como las fiestas “chemsex”. Este fenómeno, sobre el que Sanidad lleva años advirtiendo, tiene un carácter cada vez más global. Son encuentros en los que los participantes consumen drogas -excitantes- y a partir de entonces mantienen relaciones sexuales. Sus propios usuarios afirman que “casi siempre sin protección”.
El jefe de servicio de A Carballeira y sexólogo, Luis Docasar, señala que “estas fiestas están en auge” y la responsable de la Unidad de Enfermedades Infecciosas, María Dolores Díaz advierten que “pueden ser una de las causas del aumento de las enfermedades de transmisión sexual (ETS)”. La médico explica que estas patologías están a la orden del día: “En el último año se ha detectado un repunte, con el confinamiento bajó, pero ya están volviendo”. La sífilis y la gonorrea son las dos dolencias que más se están transmitiendo. “También está empezando otra vez el virus del VIH”, una enfermedad crónica por la que en Ourense acuden cerca de 200 personas al año a consulta.
El virus por hepatitis C, “que se había conseguido erradicar prácticamente con las campañas que se hicieron, ahora se vuelve a diagnosticar”, señala Díaz. Esta patología fue una epidemia como lo fue el VIH, con la diferencia de que para la primera hubo tratamiento y la mayoría de los pacientes se curaron. Sobre el otro virus, para el que aún no hay vacuna, la doctora explica que “se está más cerca de una vacuna”, algo que la falta de inversión lleva retrasando desde los 80.
Díaz recomienda tener en cuenta que las ETS existen y “hay que protegerse”. En el caso de las fiestas “chemsex” la advertencia es doble: “Al estar bajo el efecto de una droga disminuye la capacidad de razocinio y se corre no sólo el riesgo de padecer los efectos de una enfermedad de transmisión sexual, sino del de las drogas que se consumen para participar”.
Gerardo Flórez, de la Unidad de Conductas Adictivas del CHUO, señala que en Ourense se estilan conductas clásicas en cuanto a las adicciones: problemas con el alcohol, el cannabis -que está en auge- y la cocaína. “La venta de alcohol aumentó con la pandemia, aunque disminuyese en bares, y es un problema que parece mantenerse”, explica. El aumento del estrés provocado por la pandemia, “descontroló la situación”, señala Flórez.
Las drogas utilizadas en las “chemsex”, como pueden ser el éxtasis y sus derivados, “van asociadas a un mayor contacto social por lo que desde un punto de vista adictivo pierden potencia y generan menos demanda”, explica Flórez. “Los problemas en este caso vienen derivados del consumo agudo de la sustancia y tienen efectos como deshidrataciones o la práctica de relaciones sexuales sin protección y la aparición consecuente de ETS”, explica.
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