La primera vez, en febrero, se suspendió por la huelga de letrados de la Administración de Justicia y ahora por la imposibilidad de una perito del Imelga de asistir al juicio, para el que se habían reservado cuatro días, debido a una baja médica. El primer caso basado en una acusación por violencia vicaria de Ourense se aplazó de nuevo. Está acusado L.E.C. (46 años) por supuestamente influir en sus dos hijos para que vieran a su exmujer como una mala madre. Uno de ellos incluso prefirió vivir en un centro de menores a tener que convivir con la progenitora. La Fiscalía reclama para el padre dos años de cárcel por maltrato psíquico habitual o alternativamente, un año por lesiones imprudentes.
Acusación
La acusación pública asegura que el inculpado, tras la ruptura matrimonial, “en ningún momento propició las buenas relaciones de los menores con su madre”. Y añade: “Fomentó que la culpabilizaran de la situación familiar, haciéndola pasar por una mala madre, lo que provocó que la acusaran de maltratadora”. El inculpado, en palabras de Imelga, “tiene a los menores sometidos a una situación de estrés que provoca el rechazo de su madre y su familia materna”.
Comparte la opinión que tiene de su exmujer con los hijos, llora delante de ellos e incluso -dice la fiscal- le llama loca. La oposición de los niños llegó al punto en que cuando le tocaba irse con la madre, en tanto la custodia era compartida, uno de ellos la mordió. “El acusado cuando se tenían que realizar las recogidas por la madre en el colegio acudía para controlar que sus hijos no fueran con ella, con miradas inquisitivas para someterlos a su voluntad y que no cedieran a irse con la progenitora”, asegura la Fiscalía. En otras ocasiones, dejaron de ir al centro educativo los viernes por la tarde, cuando se debía producir el intercambio de custodia, “amparados por el padre”.
En noviembre de 2018, se le dio la custodia a la madre, pero tuvieron que ser ingresados en un centro debido al desapego con la progenitora. Uno de ellos incluso prefirió quedarse allí.
