OURENSE NO TEMPO

Aquellas tiendas de antes

Armería de don Juan Calvo, Praza Maior, 22 (hoy Trampitan). Detrás del mostrador posan doña Protasia Moraza Berroeta, viuda del fundador, Juan Calvo, y el encargado, Leonardo Pascual. Fotografía: Archivo Conchita Calvo.
photo_camera Armería de don Juan Calvo, Praza Maior, 22 (hoy Trampitan). Detrás del mostrador posan doña Protasia Moraza Berroeta, viuda del fundador, Juan Calvo, y el encargado, Leonardo Pascual. Fotografía: Archivo Conchita Calvo.
Os puedo asegurar que negocios con encanto en nuestra ciudad hubo muchos

Laboriosos trabajos de ebanistería y carpintería eran imprescindibles para abrir una tienda en los viejos tiempos, así era que a la mayoría de ellas apetecía ir a comprar ya solo por verlas. 

En mis lecturas de viejos periódicos y libros poco a poco he podido identificar muchos de aquellos negocios. Los más recordados -no sé por qué será-, los de ocio. La Bilbaína se llevaba la palma durante muchos años sin ser precisamente la mejor amueblada, aunque claro, traían a cada artista... Pero El Moderno, El Mercantil, La Marquesina, El Madrid, La Unión, son nombres que nuestros mayores suspiraban al pronunciar. 

Sin embargo os puedo asegurar que negocios con encanto en nuestra ciudad hubo muchos. Las librerías de Resvie y Álvarez en la Praza Maior; la Joyería de Otto Bodmer y las camisería de José María Rodríguez en la avenida de Pontevedra; El Sprit y El Encanto, dos mercerías con solera... Y que resistan los embates del tiempo, aún queda la farmacia de don Constantino, que fue Fábrega muchos años y hoy Cobián (conserva todo el mobiliario de los Rodríguez y las bellísimas cristalera plomadas, ¡una joya!), y el Latino, que  guarda casi toda la esencia del Bazar Puga. ¡Bueno!, como siempre ya me he dejado llevar y estoy divagando... hoy os voy a presentar dos de esos negocios, de los pocos que hay imágenes 

La Llave de Oro, Ultramarinos finos

El Heraldo Gallego (diario de La Plata, Argentina) de 21 de octubre de 1928 se hace eco de la concesión del permiso de apertura a Manuel Varela Garza para su tienda de ultramarinos finos en la calle de Luis Espada 9, al tiempo que se le autorizaba para la colocación de rótulo anunciador. Como es lógico, en ultramar las noticias llegaban con retraso, el diario El Pueblo Gallego recogía la misma noticia el día 1 de septiembre de ese año. Aporto estos datos para que os hagáis una idea de la inmediatez informativa en aquellos años 20. Don Manuel abrió su tienda el 13 de agosto de 1928.

 Aunque pocos lo recuerdan, incluso entre sus descendientes, el negocio tuvo el nombre de La Llave de Oro y aseguraba distribuir licores de las mejores marcas, especializado en cafés y chocolates el local anexo era el de "un tal" Pacheco... y el impresionante trabajo de ebanistería que presentaba (hoy lamentablemente desaparecido) era obra del maestro Augusto Dasilva.

Con el tiempo, don Manuel también se introdujo en la dulce industria del caramelo teniendo su fábrica en la avenida de Portugal. Aun no hace mucho se veía por la trasera la fachada del edificio con la inscripción Fábrica de Caramelos. Y algunos de vosotros, por lo que me contáis, recordáis una academia que tuvo la familia.

 Otro día intentaré ampliar datos y os enseñaré cómo eran las “máquinas” que usaban en la fábrica de caramelos.

Armería de don Juan Calvo, hoy Trampitán

 Son muchas las vivencias de nuestra ciudad relacionadas con este negocio y las personas que lo “vivían”, pero los datos que puedo aportar son bastante escasos y en algunos casos necesitan una mejor confirmación; como por ejemplo el “básico” que se refiere a su nacimiento. Aunque sea especulativo, por mis datos es muy probable que la llegada a la ciudad de “un” Juan Calvo destinado al cuartel de carabineros ourensano como maestro armero allá por el 1870, sea el origen de este negocio. Al hilo de esta propuesta, sería su hijo, también llamado Juan Calvo, quien abriría en la plaza de la Constitución esta armería. (Hacia 1880 así se llamaba nuestra Praza Maior.)

Lo que sí está contrastado, es que Juan Calvo falleció en febrero de 1896, teniendo que hacerse cargo del negocio su viuda, Protasia Moraza Berroeta, de 46 años y con seis hijos, por lo que no era tarea fácil. Por mis datos, Protasia tenía el título de maestra, aunque esté sin confirmar. Lo que sí está confirmado es que se tomo muy en serio el negocio; lo primero, aumentar la oferta con máquinas de coser que, junto a las armas, era artículo muy en boga en aquellos años. Para dar visibilidad al negocio, en 1898 dotó al local de escaparates, de los que por seguridad carecía). 

Doña Protasia siempre estuvo bien considerada en la sociedad ourensana, y sus hijas iban a confirmar esa buena imagen aunque no sin terribles contratiempos; antes de entrar en los años 20, la alegría que le dio la boda de una hija con el abogado y concejal Agustín Carballo, quedo totalmente apagada por el fallecimiento de su hija Felisa (1919). Mujer de gran fortaleza, se repone y en 1921 junto a su hija Blanca, acepta formar parte de la junta provincial de 2ª enseñanza. (Blanca tiene una biografía muy interesante, en el blog de Rosa Cid Galante podéis seguirla, concejala, fundadora de escuelas, escritora, periodista http://mulleresourensas.blogspot.com/2009/03/blanca-calvo.html).

No quiero extenderme en la biografía de esta mujer, pero no puedo dejar de significar que además de haberse quedado viuda, tuvo que vivir la pérdida de tres hijos y una nuera, algo muy difícil de superar. Quizás por eso escenas como las que vivió en 1932 durante el intento de saqueo de la armería (os recuerdo que el rebote de una bala acabó con la vida del joven Genaro Ortiz), con motivo de las protestas por el ferrocarril, no lograron torcer su ánimo. Relacionados con este negocio estuvieron también apellidos de la ciudad como Pascual (Leonardo fue el encargado y aparece en la fotografía, hasta que terminó abriendo su propia armería), los Neira, Madriñán, Carballo...

Algún día retomaré el tema, merece la pena.

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