El Concello de Ourense es el responsable de las obras que se están ejecutando en el barrio de Rabo de Galo desde enero. Los ocho meses que lleva la calle levantada no están relacionados con la complejidad de los trabajos, sino que pasaron largos periodos paralizadas. La tardanza pasó ayer factura. Como parte de esta remodelación de las calles se produjo un cortocircuito que generó un incendio de 100 metros cuadrados.
Las llamas se propagaron por la maleza en una zona sin desbrozar, otro de los problemas que arrastra el barrio cada verano y por el cual los vecinos ya llevaron a cabo numerosas protestas. Además de quemar la foresta, también afectó a herramientas y material de obra.
Pese a que desde las asociaciones insisten desde hace años para que el Concello haga algo al respecto, “todas las veces es un requerimiento que queda en un cajón”, señalan. La situación les llevó a actuar por iniciativa propia: “Llevamos años pagando a una persona para que venga a desbrozar los caminos porque el riesgo está presente y el Concello no hace nada”, explicaba Lorinda Fernández, representante de la Agrupación Miño. Y es que en Rabo de Galo y en O Polvorín hay “calles” en las que no podría entrar un camión de bomberos porque la maleza estrecha el paso. Hay zonas en las que los residentes se cansaron de hacer cateterismos de emergencia y comenzaron a ejecutar sus propias labores de desbroce, pagadas de su bolsillo.
