DEAMBULANDO

Auria, Ourense

OURENSE. 02.02.2016 CALLE DEL PASEO, ANTIGUA SEDE LIBRERIA LA REGION. FOTO: MIGUEL ANGEL

Inicio esta sección como un paseante que pretende plasmar lo que ve, vertiendo opiniones o dejando que los "atopados" a su paso hagan las suyas, amén de muchas reflexiones, recuerdos o gentes

Inicio esta sección como un paseante que pretende plasmar lo que ve, vertiendo opiniones o dejando que los "atopados" a su paso hagan las suyas, amén de muchas reflexiones, recuerdos, gentes yendo de acá para allá en un variopinto temario. Un paseante urbano o montaraz, si es observador, hallará múltiples ocasiones de distracción. También dependemos todos del aporte cultural que poseamos, porque de las cosas se suele disfrutar cuantos más conocimientos de ellas se tengan. Recuerdo que, andariego del mismo camino ida y vuelta y protestándole a mi padre porque siempre ibamos por él cuando había otros, me decía que nunca se repite, porque hoy esta nublado, mañana sale el sol, pasado la lluvia, hoy trina un ruiseñor, surge un mirlo de la enramada. 

Nada es igual, incluso el río de Pontón o Barbadás o Vilaescusa, que así tiene tres nombres, y aun un cuarto que pretende suplantar a los tres que aparecen en los mapas del IGN. Se trata de Barbañica, como reza alguna indicación que debería ser erradicada; ajena denominación a nuestro idioma esta, que un día intituló un concejal poco dado al gallego lenguaje, común postura entre políticos de una dictadura de castellano parlantes. Volviendo al río, nunca discurre lo mismo por aquello de que nadie se baña en la misma agua, que algún bárbaro por TV diría, el mismo agua. 

Hallaremos, tiempo hace, que ahora pocas huertas en cultivo, que la que estaba plantando tomates en su ribereño predio, mañana no esté o que el molinero de Vilaescusa hoy no tenga molienda pero mañana abra la canalizada agua de su acequia para hacer girar su pesada muela. Manolo se llamaba el último yerno de un molinero de sola hija y que no pudo continuar la tradición, porque empleado, no le daba el tiempo para más y el molino un tanto en desuso. Así se nos murió el molino de Vilaescusa, por falta de clientes, que no de agua.

Deambulando, de acá para allá surgen cosas siempre, amén de las personas que te encuentras, aunque podría ser el caso de la calle del Paseo donde aún hace décadas, de un solo paso daba tiempo para, al menos, diez saludos; ahora, ninguno, a veces. Es que la vieja Auria se nos está convirtiendo en más cosmopolita o las nuevas generaciones han suplantado a las antiguas; ahora y siempre debió debatirse si lo de Ourense apropiado, que no parece, mejor por lo de la luminosidad en la zona termal de As Burgas donde surgen los manantiales, si más consistente que deviniese en Auria. Además las excavaciones evidencian que allí nació la ciudad y de esto sabe mucho Eguileta, el arqueólogo municipal, que en ratos libres hasta puedes verlo de contrabajista en esos ahora llamados combos. A mí, particularmente, me gusta más Auria; en documentos se hace mención a la diócesis auriense y no ourensana. 

Pero el oro vende más y allá do se halle nombre que lo rememore, será todavía más revalorizado el topónimo. Seguimos adorando al Vellocino de Oro. El oro, en todo caso, en Oira, en el castro de San Tomé o en Ourantes. 

Por ello, luenga vida a Ourense… pero yo me quedaría con Auria. Y yendo de acá para allá recuerdo que alguien paseante impenitente, que con los años fue reduciendo su espacio u horizonte, me diría que no llega una vida para conocer una provincia, como rebatiendo a tanto viajero que se jacta de conocer el planeta, que más ubicuo y resonante que mundo. Lo que me trae a colación que de paseo el entonces director de este diario Ricardo Outeiriño con Vicente Risco, allá por el Puente, subiendo por la avenida de Marín, aun de tierra, le diría éste: "Don Ricardo, pra vostede esto debe ser o extranxeiro", lo que casi cierto, y si certísimo que ambos de Usted y de Don, aunque de estrecha amistad. Así eran aquellos caballeros del siglo XX. 

Uno tratará de ser infante de andaduras a lo libre, pero pudiera pasar que cuando te lías con alguien más aplicado al monólogo que a la conversación o bien estás en sus manos, o te librarás en un ejercicio que precisará de cierto oficio del que muchas veces carentes. Caer en las manos de un barallán supondría arrostrar las doce plagas de Egipto juntas. El gárrulo, azote de amigos y conocidos y a veces de quien pilla, aunque remoto conocido sea, es hoy rara especie, pero creo que cuando no había los medios de distracción actuales se convertía, más que en plaga, en endemismo.

Huyamos de los gárrulos antes de que nos atrapen.

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