“La ayuda de los curas a Cáritas equivale a 8.000 comidas, pero hay más aportaciones"

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Raúl Alfonso González,delegado episcopal de Asuntos Económicos del Obispado de Ourense relata cómo la crisis sanitaria afecta también a la iglesia.

Raúl Alfonso González, delegado episcopal de Asuntos Económicos del Obispado de Ourense, relata cómo la crisis sanitaria afecta también a la Iglesia. A la Diócesis le ha tocado reinventarse tras la cancelación de todos los actos, promoviendo la conexión con los fieles por Internet. La urgencia más grande es Cáritas, desbordada con más de 500 comidas diarias repartidas en el comedor social, más del doble que antes de la crisis. La imposibilidad de que los fieles hagan donativos a causa del confinamiento no preocupa demasiado, de momento, en Ourense. El Obispado trabaja en poner recursos a disposición de las autoridades para frenar esta crisis. Lo primero fue ceder la Casa de Ejercicios a los sanitarios y ahora los sacerdotes han donado 35.000 euros de su sueldo a Cáritas.

¿Cómo afecta económicamente a la Iglesia ourensana este parón por la crisis sanitaria?

La afectación más importante no es la económica en este momento. Nuestras parroquias en Ourense se autofinancian con las donaciones de los fieles. Al estar cerradas las iglesias, no hay ingresos. Pero no es una situación preocupante en Ourense, mientras que sí que lo está siendo en otras Diócesis de España.

Han cedido a las autoridades sanitarias la Casa de Ejercicios de Vistahermosa. Los sacerdotes han donado 35.000 euros de su sueldo a Cáritas, que está desbordada. ¿Trabajan en alguna iniciativa más al servicio de esta pandemia?

La urgencia lo requería. Hay otros locales que también están trabajando por los recursos que hay que ofrecer ante esta crisis. Las colectas previstas para Cáritas del Jueves Santo no pudieron ser y se pensó en que el fondo de sustentación del clero, lo que nos pagan a los curas de rentas, bienes rectorales...se aportase. Cáritas se está viendo desbordada, preocupa lo que vendrá después. La aportación equivale a 8.000 comidas, es un gesto. Pero hay aportaciones no oficiales. En equivalencia, significa que cada cura de los que formamos el fondo del clero en Ourense le hemos pagado la comida de un mes completo a uno de los usuarios de Cáritas.

¿Cuáles son en estos momentos las necesidades de la Diócesis?

La primera es estar cerca de la gente, sobre todo en las parroquias. Necesidades más concretas de asistencia en Cáritas: siguen abiertas para comida, ropa o dinero. Una actividad que igual no es tan vistosa es que a mucha gente le crea esto preguntas, desasosiego...Ellos acuden a nosotros. No podemos confesar por wasap, pero dar una palabra de aliento.

De alguna manera, están trabajando “gratis".

La ventaja es que esta situación está sacando realidades que ya estaban ahí. Los capellanes hospitalarios están al pie del cañón, los sacerdotes también acompañan a los feligreses en un fallecimiento.

Cáritas está desbordada. ¿La Iglesia ourensana está preparada para lo que vendrá? ¿Cómo será la situación?

Esta situación va a generar situaciones muy complicadas de tipo social, de pobreza. Cáritas nos recuerda en sus informes anuales que aún no se había salido de la crisis, esto es un mazazo muy fuerte que nos va a generar mucha preocupación. Pero la iglesia no va a dejar sola a la gente.

¿Qué puede hacer la sociedad ourensana para ayudar a Cáritas ahora mismo?

La sociedad conoce lo que hace Cáritas, el voluntariado se sigue permitiendo. Y la aportación económica quizás sea lo más sencillo para ir ayudando en estos momentos.

¿Va a ser una crisis también para el Obispado de Ourense? ¿Qué es lo que más preocupa?

El Obispado no es una empresa al uso. Nos beneficiamos de la famosa X de la renta y no hemos hecho campaña ninguna porque no estamos en circunstancias. Nos preocupa que las rentas van a bajar mucho y la gente no está pendiente de esas cuestiones. Hay Diócesis en España que ya lo están pasando mal y nosotros vamos a tener q ayudar a estas Diócesis. La Iglesia vive de lo que los fieles aportan, en Ourense no sé cuánto tardaremos en abrir las iglesias, esoperemos que pronto se pueda hacer poco a poco. Pero no tenemos esa dificultad de momento que sí tienen en otros lugares de España.

¿Toca reinventarse?

Sí. Desde el Obispado de Ourense ya se han ido haciendo cosas desde el inicio de esta crisis. Habrá que buscar nuevas opciones. Han funcionado ya muchas cosas: las eucaristías a través de los medios de comunicación, el contacto de los sacerdotes por WhatsApp con los fieles… Hay que intentar vivir nuestra vida de cristianos con compromiso especial en la distancia, arrimar el hombro con nuestra fuerza espiritual y económica.

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