La Fundación Juan Soñador trabaja en Ourense con personas en riesgo de exclusión social, sobre todo migrantes sin recursos. Solo el año pasado atendieron en su sede de Pena Trevinca a 894 personas que llegaron a la ciudad y, en suma, a usuarios de otros programas, fueron más de mil. Además, señalan que están experimentando un incremento diario de beneficiarios que, con la pandemia, dobló la cifra habitual.
La primera acogida, la formación en el idioma, la orientación laboral y la búsqueda de vivienda son los servicios más comunes que presta la entidad. Pero también atienden a la infancia desde su sede del barrio de Covadonga.
Al llegar al centro, el primer rostro que se encuentran los migrantes es el de Mouna Fathallah, una integradora social que recibe y escucha las necesidades de los migrantes. La joven, de 29 años, emigró a España desde Marruecos con ocho años y siempre tuvo claro que quería estudiar algo relacionado con lo social.
Ayuda a gente como Lorena Saavedra, que vino desde Colombia hace dos meses con su marido y su hijo. “Estábamos en una situación difícil, alentada por las guerrillas que hay en el país, cada vez más peligroso”, explicó. “Aquí nos dieron vivienda y la alimentación pero, además, mi marido y yo asistimos a la orientación laboral”.
