Hijo adoptivo con Medalla de Oro al Mérito Artistíco de Santiago, donde impulsó y dirige los Cursos de Música en Compostela. Y ahora también hijo adoptivo de Cuenca. El musicólogo, compositor, pro fesor y pianista ourensano Antonio Iglesias acaba de recibir un homenaje de la ciudad conquense en reconocimiento a su labor como fundador de la Semana de la Música Religiosa. Me pilló por sorpresa, no me lo esperaba, asegura.
El musicólogo, compositor, profesor y pianista ourensano Antonio Iglesias Álvarez ha convertido su pasión por la música en todo un ejemplo de impulso de la cultura musical española allí por donde va. En Ourense, su ciudad natal, se convirtió en fundador del Conservatorio hace ya medio siglo. En Santiago de Compostela impulsó hace más de 50 años y sigue dirigiendo los Cursos de Música en Compostela, todo un escaparate internacional de la cultura musical de Galicia. Es miembro numerario y secretario general de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (Madrid) y académico de una larga lista de reales academias, desde las que no para de trabajar en pro de la música. En Cuenca creó hace 48 años la Semana de la Música Religiosa, coincidiendo con la Semana Santa.
Por todo ello, le han ido llegando sus reconocimientos. Desde hace años es hijo predilecto de Ourense e hijo adoptivo con Medalla de Oro al Mérito Artístico de Santiago. Pero ahora también Cuenca se ha acordado de él. Su labor como creador de la Semana de la Música Religiosa, para la que descubrió como sala de conciertos la iglesia de San Miguel, tal y como el propio Antonio Iglesias recuerda, no ha pasado por alto al Ayuntamiento, que el pasado 18 de mayo acordó su nombramiento como hijo adoptivo de la ciudad. Un hecho que a día ya es oficial.
Sorpresa Hace tan sólo unos días, tuvo lugar el acto de entrega del título y la insignia de la ciudad, al que Antonio Iglesias no pudo acudir por un compromiso previo en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, pero en el que estuvo representado por su hija Ana Iglesias.
Este reconocimiento me pilló por sorpresa, no me lo esperaba. Me siento muy contento de que se hayan acordado de mí, ase gura el musicólogo ourensano, quien creó en 1962 este certamen por una cuestión de amistad, pues fue, asegura, una invitación del que entonces era el gobernador civil y su amigo, Eugenio López y López Genín. Hoy, la Semana de la Música Religiosa de Cuenca es el cuarto festival de música más antigua de España y es miembro de la Asociación Europea de Festivales. En ella se dan cita orquesta e intérpretes de renombre internacional, ofreciendo piezas inéditas e históricas.
Un incondicional de Isaac Albéniz
Antonio Iglesias es un gran investigador de la obra de Isaac Albéniz, al que considera la figura más importante de la música española de todos los tiempos, y sobre el que ha escrito ya tres libros, el primero de ellos hace aproximadamente dos décadas, coincidiendo con su entrada en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. De su interés por este compositor, la Sección de Música de la mencionada academia le designó para que hiciese la intervención con la que el pasado 18 de mayo celebró el centenario de la muerte de Albéniz.
Antonio Iglesias Álvarez destaca el gran talento de este compositor del que, manifiesta, despertó un gran interés en todos los pianistas importantes del mundo. No obstante, sostiene que su trabajo era muy difícil de interpretar por su premura a la hora de escribirlo debido a su enfermedad. Es por ello, que el musicológo ourensano trabajó sobre ello, consiguiendo reducir la dificultad en un 50 por ciento y que hoy se pueda tocar su obra con naturalidad y sin cruzar la manos, según explica, y todo ello sin quitarle ni ponerle un sólo matiz. Tras él, otros siguieron su camino.
Por todo ello, le han ido llegando sus reconocimientos. Desde hace años es hijo predilecto de Ourense e hijo adoptivo con Medalla de Oro al Mérito Artístico de Santiago. Pero ahora también Cuenca se ha acordado de él. Su labor como creador de la Semana de la Música Religiosa, para la que descubrió como sala de conciertos la iglesia de San Miguel, tal y como el propio Antonio Iglesias recuerda, no ha pasado por alto al Ayuntamiento, que el pasado 18 de mayo acordó su nombramiento como hijo adoptivo de la ciudad. Un hecho que a día ya es oficial.
Sorpresa Hace tan sólo unos días, tuvo lugar el acto de entrega del título y la insignia de la ciudad, al que Antonio Iglesias no pudo acudir por un compromiso previo en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, pero en el que estuvo representado por su hija Ana Iglesias.
Este reconocimiento me pilló por sorpresa, no me lo esperaba. Me siento muy contento de que se hayan acordado de mí, ase gura el musicólogo ourensano, quien creó en 1962 este certamen por una cuestión de amistad, pues fue, asegura, una invitación del que entonces era el gobernador civil y su amigo, Eugenio López y López Genín. Hoy, la Semana de la Música Religiosa de Cuenca es el cuarto festival de música más antigua de España y es miembro de la Asociación Europea de Festivales. En ella se dan cita orquesta e intérpretes de renombre internacional, ofreciendo piezas inéditas e históricas.
Un incondicional de Isaac Albéniz
Antonio Iglesias es un gran investigador de la obra de Isaac Albéniz, al que considera la figura más importante de la música española de todos los tiempos, y sobre el que ha escrito ya tres libros, el primero de ellos hace aproximadamente dos décadas, coincidiendo con su entrada en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. De su interés por este compositor, la Sección de Música de la mencionada academia le designó para que hiciese la intervención con la que el pasado 18 de mayo celebró el centenario de la muerte de Albéniz.
Antonio Iglesias Álvarez destaca el gran talento de este compositor del que, manifiesta, despertó un gran interés en todos los pianistas importantes del mundo. No obstante, sostiene que su trabajo era muy difícil de interpretar por su premura a la hora de escribirlo debido a su enfermedad. Es por ello, que el musicológo ourensano trabajó sobre ello, consiguiendo reducir la dificultad en un 50 por ciento y que hoy se pueda tocar su obra con naturalidad y sin cruzar la manos, según explica, y todo ello sin quitarle ni ponerle un sólo matiz. Tras él, otros siguieron su camino.
