EN OURENSE

Bienvenidos a la jungla

La convivencia entre vehículos y peatones en la avenida de La Habana parece regida en ocasiones por la ley de la selva. Los peatones cruzan mal y la velocidad y la doble fila de los coches la convierte en una carrera, pero de obstáculos

Es una de las principales arterias de la ciudad y fuente, a su vez, de problemas en la movilidad. La avenida de La Habana se convierte por momentos en una jungla en la que peatones, coches y motos compiten por ser los reyes del mambo. "Casi estaba mejor cuando había adoquines", lamentaba ayer un nostálgico de la calle, que veía con tristeza cómo algunos descerebrados no hacen ni el más mínimo ademán de frenarse ante los pasos de cebra.  

Unos pasos para peatones que también se quedan bastante cortos en esta calle, reivindicación ya histórica de los vecinos.  La zona cero del conflicto automovilístico se sitúa en la confluencia con la rúa Xoán XXIII , donde un poco más abajo se ubica un supermercado. "Es una vergüenza, justo pasó uno antes y mi madre y yo nos quedamos alucinando. Hay pasos de cebra y se supone que hay que frenar, pero algunos se lo saltan a la torera", decía un cabreado Serafín Rodríguez. 

 Aquí se entremezcla la velocidad que imprimen algunos conductores con la acumulación de estacionamientos en doble fila. "La gente para ahí para ir un momento al supermercado y a veces hay alguna discusión y hay mucha gente que pasa como le da la gana, y si cogen a alguien lo pueden destrozar", relata Charo Fernández, que acude a hacer unas compras. 

Uno de los puntos básicos, la concienciación ciudadana, deja también mucho que desear. Un coche mal aparcado un poco más arriba del supermercado dificulta la salida de otro vehículo de un garaje, cuyo conductor hace sonar su claxon en repetidas ocasiones, entendiendo que no puede acceder en dirección Xoán XXIII. El que está mal estacionado, lejos de reconocer su error,  echa pestes sobre el otro: “Tes que ir para abaixo non para aquí, e logo non colles perfectamente?”, le grita. 

Una escena que, no por habitual, deja de ser grotesca. Si no se toman medidas, no hay visos de que mucha gente pueda cambiar. 

Así lo corrobora otra vecina que cruza un poco más abajo por donde no debe, una escena muy habitual. "Aquí cruzan muchos mal, como lo voy a hacer yo ahora. Es que conduzco y puedo calcular bien, me asomo un poco y se ve bien cómo vienen los coches", confiesa. ¿Y si van muy rápido? "Bueno, hay de todo. Están los de siempre, que pegan acelerones, pero en general no es para tanto", añade

Uno de los principales problemas es la regulación de los semáforos, según reclaman los colectivos implicados. El que sitúa en el cruce con Valle Inclán abre poco antes que el que está unos 50 metros más abajo. En ese punto, los coches pueden llegar de un tirón hacia la Praza de Concepción Arenal, por lo que muchos alcanzan altas velocidades pese a que el tramo está regulado a 30 km/h. 

En Stop Accidentes lamentan  que la limitación a zona 30 solo esté pintada en el suelo y no cuente con señalización vertical que lo indique. Aplauden la limitación en sí  "pero no como está en la actualidad, porque una zona 30 implica también dar prioridad al peatón con otras medidas estructurales paralelas a la limitación”. 

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