Desde Bogotá a O Carballiño, el sueño de ser médica de familia

La doctora Natalia Franco, en el Campo da Barreira, de Allariz.
photo_camera La doctora Natalia Franco, en el Campo da Barreira, de Allariz.

Los facultativos extracomunitarios, como la colombiana Natalia Franco, son tabla de salvación para el déficit de sanitarios en Ourense. Era madre soltera y vino solo a hacer el MIR, pero echó raíces y ya habla gallego

Hay una médica de familia en O Carballiño que habla gallego con acento colombiano. Natalia Franco (Bogotá, 1985) era madre soltera cuando llegó a Ourense para hacer el MIR. “Me licencié en Medicina en mi país, pero allí los médicos residentes no cobran nada y yo tenía una hija que mantener, así que pedí la homologación del título en España y preparé el examen en Santiago”, explica esta alumna brillante, que ahora vive en Allariz y trabaja como facultativa en el PAC de O Carballiño.

Tras aprobar el examen en febrero de 2014, decidió especializarse en Medicina Familiar y Comunitaria en Ourense. “Alquilé un piso, hice los trámites para traerme a mi hija y la matriculé en un instituto, y comencé la residencia en el centro de salud de Valle Inclán, y haciendo guardias en las Urgencias del CHUO y en los PAC de Xinzo de Limia y Carballiño”, explica. 

Natalia no entendía nada de gallego, pero desde el día uno se propuso hablarlo. “En el rural es más fácil hacerte entender en el idioma local. Había pocos sitios donde enseñaran gallego a adultos, pero encontré uno. Ya me presenté al examen del Celga 4; no lo aprobé por la pronunciación, pero sigo yendo a clases”, se ríe. 

Tres ofertas sobre la mesa

Durante los cuatro años de residencia conoció a su actual pareja y cuando acabó, ya tenía dos o tres ofertas laborales sobre la mesa. “El 20 de mayo acabé el MIR y el 1 de junio ya me había contratado el CHUO. Todo salía tan bien que cada vez era más difícil volver a Colombia”, bromea, aunque no todo fueron alegrías. “A mi hija le hacían bullying en el instituto por ser extranjera; que si la piel, que si el pelo, que si el acento... Tenía 16 años y la autoestima baja, y me pidió volver a Colombia con los abuelos”, se lamenta Natalia, aunque su hija ahora ya tiene 20 años, estudia Derecho y viene a verla en vacaciones.

Esta colombiana que habla gallego se ha sentido bienvenida, salvo en contadas excepciones. “Mis compañeros del MIR eran maravillosos; nos hicimos muy amigos. Y de los compañeros del centro de salud tengo muy buenos recuerdos. Con mis pacientes, solo he sufrido dos o tres episodios de racismo y no significaron nada”, reconoce Natalia, que se define como muy abierta y respetuosa y cree que sus pacientes valoran más su buena actitud que de dónde es.  “Una vez el hijo de un paciente dijo que no quería que lo atendiera una sudaca, luego se marchó y dejó al anciano solo. Yo me centro en ayudar, diagnosticar, tratar y medicar”, afirma.

En diciembre de 2020, en plena pandemia, Natalia tuvo un bebé y pidió la baja por maternidad. “Hablar de mi hijo me deja el corazón hinchadísimo; cuando regresé al CHUO pedí el traslado a Atención Primaria por motivos de conciliación familiar y ahora trabajo en el PAC de O Carballiño”, confiesa.

La diferencia entre los pacientes colombianos y gallegos es enorme, dice.  “Como allí no tenemos sanidad universal, se receta lo mínimo, lo indispensable; aquí es todo más amplio, incluso hay casos de exceso de medicación”, opina.  Natalia ya se ha acostumbrado al carácter de los gallegos e incluso se ha dejado contagiar, dice. “Cuando les pregunto qué les duele, me contestan cosas como: bueno, xa fai, un pouquiño, máis ou menos, depende”, se ríe.

Esta médica de familia recuerda la gran cantidad de requisitos que le pedían cuando llegó a España: 20 o 30 documentos. El visado de estudiante y aprobar el MIR. “Ahora hay tanta necesidad de médicos que están contratando a extracomunitarios sin el MIR y creo es un poco injusto comparativamente hablando”, se lamenta.

Trabajadora incansable, Natalia Franco ya se ha presentado a dos oposiciones para obtener una plaza en propiedad y está segura de que a la tercera será la vencida. “Hacer la residencia en Ourense me cambió completamente la vida. Agradezco hacer tomado las decisiones correctas en el momento justo”, concluye.

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