Botellón: ¿Prohibir o educar?

La práctica del botellón no pasa desapercibida para los vecinos de la ciudad, sobre todo para aquellos que sufren sus efectos. Además de las múltiples llamadas que recibió en directo el programa Punto Crítico, los ciudadanos participantes en el debate exigieron medidas contundentes para paliar este problema social.

Y aunque muchos abogaron por la prohibición expresa, las concejalas ourensanas presentes en plató matizaron que un problema tan complejo no se soluciona con soluciones fáciles ni tan drásticas.

¿Educar o prohibir? ¿Libertad o libertinaje? Estas y otras muchas preguntas se abordaron anoche en el plató de Telemiño para analizar la problemática social del botellón en la ciudad. Los vecinos, por un lado, defendieron medidas contundentes para poner límites y normas encaminadas a prohibir. Por el otro, los políticos en el grupo de gobierno se postularon a favor de reorganizar la legislación vigente y potenciar, sobre todo, medidas preventivas y educativas ya desde la infancia, para evitar de raíz el consumo excesivo de alcohol.

Y es que al margen del enorme problema sanitario que supone el excesivo consumo de alcohol durante los fines de semana, los efectos en el bienestar y el descanso vecinal, así como el vandalismo, son las razones más poderosas que esgrimen los afectados (fueron numerosas las llamadas en directo alertando de ello), que piden 'valentía política' para imponer una prohibición clara encaminada a evitar el botellón.

A este respecto, las concejalas de Sanidade y Xuventude, Marga Martín y Marta Arribas, respectivamente, no quisieron acercarse a una postura tan drástica, advirtiendo que lo más importante es la educación y la prevención del vandalismo, al entender que el consumo de alcohol moderado y responsable es parte de la cultura de la ciudad (las calles de los vinos así lo atestiguan). De hecho, una joven de 17 años que intervino en el programa, 'botellonera' declarada, también alertó de que, en ocasiones, 'se ven cosas que no son normales'.

Sin un punto de encuentro claro, los vecinos siguieron reclamando mayor control y medidas más contundentes para evitar sus desagradables efectos.


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