Las nuevas medidas impuestas por la Xunta en 60 municipios gallegos (10 en Ourense), que entraron en vigor a las 00,00 de hoy, limitan la actividad de la hostelería, pero dejan la puerta abierta al servicio para llevar. Numerosos restaurantes y bares de la provincia optan desde hoy por el "para llevar" como fórmula para capear la difícil situación, no sin cierta resignación, después de meses de sucesivas restricciones y una caída importante de los ingresos. "Estando como estamos, nos parece lo mejor. Al menos, probar unos días si funciona", apunta Lucía Sequeiros, de la Cafetería La Nota, en el barrio pontino de la ciudad.
Pero no todos los negocios se suman: otros no levantarán hoy la persiana , con cierta esperanza de que la situación mejore "cuanto antes" para volver a la actividad. "Por motivos personales yo no puedo estar en el negocio ahora mismo, y no puedo afrontar el gasto de tener personal con tan pocos ingresos. Las camareras irán al ERTE y cuando podamos volver, lo haremos", explica Francisco Rodríguez, del bar D'Noe, en A Ponte.
Desde Véxote nos Viños y la Asociación de Hostalaría e Restauración Ourensá (Ahrou) ponen énfasis en que numerosos negocios "no podrán volver a abrir sus puertas" cuando las restricciones se levanten, y recuerdan que la ciudad ya afronta limitaciones desde hace varias semanas. "Necesitamos medidas inmediatas", reivindica Enrique Fidalgo, de Véxote nos Viños, que pide celeridad a la Xunta en las ayudas económicas a hosteleros. "Nos tienen que decir cuándo porque el arrendador y las obligaciones que tienes no esperan, si tú devuelves una factura, luego pagas también el recargo", recuerda. El hostelero pide "unidad" en el sector para hacer frente a la situación actual.
Las asociaciones ponen énfasis en la necesidad de medidas de ayuda para el sector "inmediatas"
Olivia Dos Santos, en el local Marco Pollo.
Nuevas fórmulas
Tras las restricciones impuestas en la ciudad hace más de un mes, muchos negocios hosteleros ya se sumaron al "para llevar" en las últimas semanas. Ahora, es la única opción posible para mantenerse abiertos, y muchos se animan a intentarlo. En la mayoría de establecimientos continuará trabajando solo el jefe y los empleados pasarán al ERTE, para reducir los gastos en la medida de lo posible.
"Aquí tenemos a muchos clientes funcionarios que siempre vienen en la pausa de la mañana, así que esperemos que tenga buena acogida el café para llevar. Se quedará nuestro jefe y nosotros, en ERTE mientras dure esta situación", apunta Madeleyne Parra, de la Cafetería La Coruñesa, en el centro de la ciudad. La oferta incluye bebida, pero también comida (pinchos). En su caso, el restaurante no estará activo hasta que las restricciones no se levanten. "Teniendo tanto espacio en el local, con dos plantas, podríamos tener a los clientes con perfecta distancia... Pero bueno, esto es lo que hay", añade Parra.
El bar Miguel, en pleno casco histórico de la ciudad, también permanecerá abierto pese a las restricciones. "Vamos a probar al menos una semana con café y pinchos para llevar, para ver si funciona y si la gente se anima", apunta Yors Rego, camarero. En su caso, parte de los clientes son funcionarios, por lo que esperan que la venta de cafés se mantenga. "Va a estar mi jefe y en principio, solo de mañana", explica Rego. La cafetería La Nota, en A Ponte, abrirá en horario completo. "Mucha gente está optando por abrir, a ver qué pasa, no queda otra", apunta la camarera Lucía Sequeiros.
Establecimientos como Marco Pollo, en San Cibrao, ya están especializados en comida a domicilio. "Aquí la gente entra, recoge sus pedidos y sale, menos de cinco minutos. Muchos llaman antes para encargar", apunta la trabajadora Olivia Dos Santos. Aunque tienen mesas y sillas en el interior, para aquellos clientes que quieren consumir en el establecimiento, a partir de hoy no podrán hacer uso del interior. "Es lo que toca, dada la situación", apunta.
"Mucha gente está optando por abrir, a ver qué pasa, no nos queda otra", apunta Lucía Sequeiros, de la cafetería La Nota
Yors Rego, empleado del bar Miguel.
"No va servir de nada"
Las nuevas medidas restrictivas impuestas por la Xunta buscan reducir el número de enfermos covid hospitalizados, así como frenar la expansión del virus e intentar salvar la campaña de Navidad. Los hosteleros, sin embargo, dudan que cerrar los establecimientos vaya a cambiar algo. "Aquí ha venido la Policía a comprobar si había personas no convivientes en la misma mesa, y después de que se les avisase se han ido al banco de enfrente. No va a cambiar nada que los bares están cerrados, la gente va a seguir haciendo lo que quiere. Falta concienciación", asegura Francisco Rodríguez, dueño del bar d'Noe.
