ELECCIONES 12-J

Campañas aún en modo Transición: la carpa, el mitin y la foto en As Burgas

La tecnología gana terreno, pero los partidos siguen confiando en los procedimientos convencionales para pedir el voto

Las campañas han evolucionado desde la Transición. Atrás han quedado los coches haciendo sonar sus bocinas empapelados con las fotos de los partidos o candidatos, la megafonía del militante vociferando para convocar a la gente al mitin, propagando los eslóganes o los pasquines que volaban por las ventanillas. Pero poco más queda atrás.

En la sociedad de la información y la comunicación, los tópicos siguen acompañando a la mayoría de candidatos, al menos en España. En el año 2014 el presidente turco Erdogan se presentó como holograma ante una concentración de sus propios candidatos. En el 2008 y 2012 Obama metió publicidad política en los videojuegos. Jeb Bush, senador por Florida, entró de lleno en campaña a través de un acuerdo con la red social Snapchat. Y así sucesivamente.

Aquí, a las ocho mitin, poco más. Los candidatos a las gallegas por Ourense siguen mimetizados con una forma de pedir el voto que apenas ha sufrido cambios desde que se abrieron las urnas por primera vez, en junio de 1977. El parque de San Lázaro sigue siendo el lugar de concentración la medianoche del comienzo de cualquier campaña. El paso del tiempo ha dejado el gesto en un mero acto simbólico, con público cada vez más escaso. Se sigue, como entonces, asistiendo a la imagen de un candidato subiendo la escalera y pegando el cartel con su foto en los tablones de madera. Pasarán los días y la imagen quedará cada vez más deteriorada, cuando no despegada. La cartelería indiscriminada no respeta ni fachadas ni mobiliario urbano. 

Los mensajes en redes sociales siguen conviviendo con la pegada de carteles o la entrega de propaganda en el Paseo

Las comitivas electorales clonan sus actos y abordan a una población que en muchas ocasiones escapa del contacto directo. Imposible atravesar la calle del Paseo en esta campaña sin ser abordado por cualquiera de los militantes, simpatizantes o cargos públicos que salen al encuentro para entregar propaganda.

Los partidos con implantación estatal siguen invitando a líderes o cargos de otras provincias para apoyar a los candidatos ourensanos. En ese caso es muy socorrida una vista a las fuentes de As Burgas para meter el dedo bajo el surtidor y esperar que un fotógrafo de prensa inmortalice el gesto. Lo hizo Pedro Sánchez en las municipales del 2019; la exministra Magdalena Valerio un mes después; El exportavoz del Senado Ander Gil; Patxi López en mayo del 2019; el exministro Álvaro Nadal en el 2017... También han puesto por testigos al monumento en muchas ocasiones los candidatos del BNG, cerrando allí varias campañas o presentando sus programas. En Marea llevó también allí a sus candidatos en las autonómicas del 2016. Entre otros partidos y visitantes.

Las campañas van a mercados y a las comidas en las ferias —menos, por las restricciones impuestas por el covid-19—, a los bares en los que se echa la partida. Donde hay gente, allí puede estar alguien de un partido pidiendo apoyo.

Pero, sin duda, el rey de los actos sigue siendo el mitin. La pandemia ha reducido el aforo de este tipo de eventos, pero sigue habiendo una hora fetiche: las ocho de la tarde. 

A lo sumo los organizadores han hecho algunas concesiones a los tiempos que corren y al votante actual. La presencia en redes sociales se ha intensificado, la segmentación social permite dirigir mejor el mensaje y la tecnología hace su papel multiplicando el mensaje. Pero no hay político que se resista a coger un niño en brazos, visitar una granja de vacas o ir a la plaza de abastos. 

Te puede interesar