Cáritas advierte un aumento de la pobreza en Ourense, incluso teniendo un empleo

Cáritas atendió a 10.805 personas en sus programas y en las parroquias de Ourense en 2022, 1.700 más que el año anterior

La inflación y la guerra de Ucrania condicionaron la recuperación económica del 2022. Si la crisis azotó a todos los estratos sociales en general, el golpe para el último de los escalafones -aquellos que ni siquiera tienen garantizados los derechos humanos más básicos- fue el más atroz. Así lo reflejan los datos de Cáritas, que ayer presentaron su memoria anual del 2022. 

En total atendieron a 10.805 personas, entre las que se incluyen las personas que solicitaron ayuda en sus parroquias y los participantes de alguno de los programas que ofrece la entidad. Son 1.666 más que el año anterior, una subida que se ve reflejada en los diferentes tipos de necesidades. 

El problema de la falta de vivienda y de sus elevados precios es uno de los que más preocupan a los responsables de Cáritas. María Tabarés, la directora, indicó que ahora “es un bien de lujo”, cada vez de más difícil acceso. El pasado año atendieron a 100 personas en este programa de acogida, 22 más que en 2021. Si antes dejaban algunas plazas vacías en previsión de alguna urgencia, este año les fue imposible por la gran demanda que tuvieron. La idea de las acogidas a medio plazo es que las familias se puedan centrar en la búsqueda activa de empleo, así como en actividades formativas, para poder autogestionarse  en un futuro próximo.

Más alarmante es el dato de personas sin hogar que pasaron por el centro de transición a la vida autónoma: fueron 120, más del doble que el año anterior.

En relación a esto, pese a que los datos del paro indican que hay más afiliaciones a la Seguridad Social, “la calidad del mismo disminuyó y la gente no puede vivir”, indicó Tabarés. Explica que, si la media del alquiler en la ciudad está en 500 euros y los precios de los alimentos subieron un 13,2% respecto al año anterior, es posible entrar en el umbral de la pobreza igualmente, dada la precariedad de los salarios. “Si no puede haber empleo para todos, debe haber cobertura para esas personas por parte de la administración”, reflexiona.

Desde el propio programa de empleo de Cáritas, a través de su Agencia de Colocación, lograron formar y orientar a 1.070 personas, de las que 160 ya tienen un trabajo. 

El ropero

Otro de los frentes que cubre la organización es la donación de ropa a quienes la necesitan. Hasta 1.887 personas recibieron prendas el pasado año, 800 más que en 2021. En sector, la entidad está integrada en la compañía  MODA_RE, donde se reciclan las prendas que no están en buen estado y fomentan el empleo. 

La mujer prostituida

Alumar es un programa de Cáritas que trabaja con mujeres que están siendo prostituidas, que quieren salir de ese estilo de vida o  que son víctimas de trata.  Atendieron a 459 mujeres, de las que once estaban siendo sometidas a explotación sexual. Se incrementaron en casi un centenar respecto a los años precedentes. 

Además de estos, la entidad incidió en numerosos ámbitos: desde compañía a personas mayores, reclusos o menores en centros de día.

El comedor de Cáritas reparte un 37% más de raciones en Ourense

El comedor social fue uno de los programas de ayuda en los que más se notó el aumento de las personas necesitadas. Si en todo 2021 se repartieron 83.290 raciones, en 2022 fueron 31.341 más. Durante el año pasaron por las instalaciones de la calle Mestre Vide 1.056 personas, casi 200 más. 

El objetivo de esta opción no es sólo cubrir el derecho a la alimentación y la atención a las necesidades básicas, como la higiene -mediante el servicio de duchas y lavado de ropa de los participantes-, sino ser el inicio de un proceso de intervención en clave de promoción personal. Tabarés destacó también que el comedor en sí no puede ser únicamente un dispensador de raciones, sino un lugar de encuentro para los que acuden allí.

El servicio de peluquería también se reactivó el último año.

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