La médica y senadora del PP Carmen Leyte está desde el lunes aislada en su casa junto a su marido, tras confirmarse el positivo de ambos por coronavirus. Su evolución, explica, es buena.
¿Cómo está?
Hoy (por este viernes) algo mejor, menos cansada. El mío es un caso atípico porque no he tenido fiebre ni síntomas catarrales, solo dolor de cabeza, mucho cansancio y sensación de náuseas. Me puse mal el lunes, no tanto como mi marido porque su fiebre fue lo que motivó la llamada a medicina preventiva, dado que él es personal del CHUO. En realidad han sido cuatro días y la evolución, si no tengo vuelta atrás, es buena.
La situación ha cambiado mucho .
Lo que ha cambiado es la cantidad, el incremento exponencial de casos. Para la gente sana es una afección leve que, en otro momento, quizás pasaría desapercibida. Va a depender de la edad y de la patología de cada uno, pero si no frenamos esta situación va a llegar a la población de riesgo y no se les podrá atender por el colapso sanitario. Se están poniendo medidas máximas con el ánimo de que la población no salga a la calle y, en casa, hay que mantener el menor contacto físico y extremar las precauciones con las personas mayores o vulnerables.
¿Está preocupada?
Vamos a confiar en que podemos con esto, no colapsar los servicios sanitarios y que estos puedan atender a las personas que realmente lo necesitan. Sí que quiero agradecer a todos los sanitarios que están cuidando y atendiendo a la población con una gran dedicación, y en más de una ocasión con miedo por su propia familia.
¿Sabe cómo fue su contagio?
No sabemos. Mi marido no estuvo con la profesora de Salesianos, puede ser que el contacto fuera yo porque estuve dos veces en Madrid. Desde que entras en contacto con el virus hasta que presentas los primeros síntomas pueden pasar cuatro o cinco días. Pero desde que tuvimos sospecha de nuestra situación, no volvimos a salir a la calle.
Al resto de la población nos ha dado tiempo a prepararnos. ¿Cómo es su día a día en casa?
Hasta hoy no estaba ni para ver una película... y para leer un libro, ¡menos! Solo el correo y de aquella manera. La comida, sobre la marcha. Llamando a amigos para que nos hagan la compra. Nos dejan las bolsas en la puerta de casa y yo las recojo.
