Casi uno de cada cinco hogares ya eran pobres antes de la pandemia

Casi un 40% de los hogares de la provincia vive en su totalidad del dinero que percibe a través de las prestaciones públicas –incluyendo jubilaciones-, el porcentaje más alto de Galicia, mientras que casi un 18% de las familias vive por debajo del umbral de la pobreza, también un índice que la sitúa a la cabeza de la comunidad autónoma. Estas son dos de las principales conclusiones extraídas de la Enquisa estrutural a fogares que el Instituto Galego de Estatística (IGE) y que dibuja el panorama exacto en el que se encontraban las familias ourensanas antes de los efectos de la pandemia, que, según los agentes sociales, han multiplicado las carencias. Si una provincia gallega partía en una posición más desfavorable para hacer frente a la crisis generada por el covid esa es Ourense que, aunque mejoró al cierre de 2019 ligeramente sus indicadores, sigue siendo la que presenta mayores tasas de pobreza y desigualdad entre sus ciudadanos. Los ingresos medios por hogar en la provincia se sitúan en 2.028 euros de media, por detrás de los 2.213 de Lugo, los 2.320 de Pontevedra y los 2.364 de A Coruña. Las cifras ourensanas, aunque son las más bajas de la comunidad, se revalorizaron entre el 1 de enero de 2019 y el 1 de enero de 2020 en un 4,11%. Por ciudades, también Ourense es la que tiene menores ingresos por hogar (2.119 euros) de las siete urbes gallegas. Del total de ingresos percibidos por los hogares ourensanos, el 45,6% procede de trabajos por cuenta ajena (frente al 50,7% gallego), el 9,80%, de trabajos por cuenta propia (10,85% en Galicia) y el 42,5% de prestaciones, (frente al 35,4% gallego). Entre el 1 de enero de 2019 y el 1 de enero de 2020 la tasa de pobreza bajó del 20% al 18%, una tendencia que truncó la pandemia En cuanto a los hogares en los que el 100% de los ingresos que entran proceden de las prestaciones de las administraciones, los ourensanos son los más dependientes, hasta un 37,9% del total, frente al 28,5% de la comunidad autónoma. En cuanto a la tasa de riesgo de pobreza, Ourense sigue siendo la provincia con más hogares en esta situación, aunque también la que más ha mejorado en este apartado. El 17,96% de los hogares ourensanos no llega al umbral monetario suficiente para no ser considerado pobre, frente a la más baja, la de A Coruña, donde son el 14,79%. Con respecto a 2018, aumentó la tasa de riesgo de pobreza en Pontevedra y A Coruña y disminuyó en 1,19 puntos en Lugo y 2,55 en Ourense. Estos datos, recopilados justo antes del estallido de la pandemia, ponen negro sobre blanco la complicada situación a la que se enfrenta la provincia. Si antes de la crisis covid el 38% de hogares vivían en exclusiva de prestaciones, ahora con cientos de familias dependiendo de ERTE (expedientes de regulación temporal de empleo) y otras ayudas por cierres amenazan con disparar las cifras. La situación se agrava "Durante o confinamento aumentou moito a demanda. Había mulleres que coidaban persoas maiores e quedaron no limbo. Tiñamos 14.000 euros da Xunta e deunos outros 12.5000 extra para os nosos programas e desde o 1 de novembro xa non quedaba nada", explica Tamara Balboa, del Centro de Desenvolvemento Rural Portas Abertas, que da cuenta de la inmensidad de la crisis covid. Aunque los últimos meses del año fue "máis levadeiro", en abril y mayo la demanda de ayuda de multiplicó, "con problemas para familias nas que nos nenos xa non podía comer no colexio". También hay mucha gente que se quedó sin trabajo este año y que no cumple los requisitos todavía para cobrar el Ingreso Mínimo. "Con esta crisis se ha perdido mucho empleo, la gente necesita ayuda por muchos de los afectados vivían en una economía sumergida que se ha resentido mucho", explica María Tabarés, que, dando razón a los datos del IGE, señala que "hay ourensanos que aún no se recuperaron de la anterior recesión económica, nadie esperaba que esto durase tanto e incluso los que tienen más recursos tienen miedo". Felipe Ferreiro, presidente de Cruz Roja Ourense, recuerda que "antes deste ano xa existían diferenzas que se están agrandando. Moitas persoas vivían de traballos precarios, perdéronos pola crise e pode que non os recuperen. Queremos que consigan un emprego digno que lles pemita vivir pola súa conta.