“Me jode que cierre, porque me falta un examen y en mi casa estudiar es imposible”. Eloy Arias estudia Derecho, y es uno de los muchos alumnos del Campus afectados por el cierre de las bibliotecas de la ciudad. La biblioteca pública Nós cerrará durante estas tres semanas, y a lo largo del día de hoy se sabrá en qué régimen queda la de la universidad, la Rosalía de Castro, hoy sumida en la confusión.
La reacción al cierre de las bibliotecas entre el alumnado de la ciudad va desde la resignación -“es normal por el aumento de casos… tocará estudiar desde casa”, dice Andrea Carnero- hasta la desaprobación: “Creo que si siguen las clases, la biblioteca debería seguir abierta”, comenta Markel Pérez, estudiante de ADE. El Campus, como el resto de universidades gallegas, decidió retrasar la vuelta a las clases una semana, hasta el 8 de febrero. Hasta el 17 de febrero, además, se prevé dar las clases online.
El hecho de no poder estudiar en las bibliotecas se agrava por la falta de alternativas. Fuentes de la universidad trasladaron que preferían esperar a conocer todos los datos antes de anunciar posibles soluciones. “Si compartes piso, es más complicado estudiar en casa; aquí te concentras, es otro ambiente”, apunta Mª Isabel Ojeda.
En la Rosalía de Castro se desarrollaba también una campaña solidaria hasta el 18 de febrero para “intercambiar” horas de estudio por dinero para África. En el caso de la Biblioteca Pública Nós, habrá que prescindir de exposiciones y actividades infantiles. Se podrán devolver libros en el buzón de la parte trasera del edificio.
