La ciudad, sin mejoras para la distancia social

photo_camera La rúa San Lázaro, durante el cierre temporal que se decretó hace algo más de un año. (MARTIÑO PINAL)
Jácome tiene bloqueado el plan para que los peatones ganen espacio

La nueva fase de la desescalada inaugurada el pasado sábado, con la relajación de la normativa sobre el uso de la mascarilla en espacios al aire libre siempre que se pueda mantener una distancia de al menos 1,5 metros sobre otras personas, ha puesto de manifiesto la necesidad de disponer, especialmente en las ciudades, de zonas amplias para el esparcimiento de los peatones y la mayoría de urbes han trabajado en ese sentido en el último año, pero no Ourense, cuyo plan de movilidad pensado precisamente para eso y con un cronograma definido, se ha topado con la inacción del alcalde, Gonzalo Pérez Jácome, que no ha hecho los deberes.

Ya en mayo del pasado año, tras el confinamiento domiciliario, el regidor decidió caminar en dirección contraria a sus homólogos en lo que respectaba a habilitar provisionalmente para caminar calzadas de calles, al estar el tráfico de vehículos limitado por la pandemia. Jácome llegó a decir que en Ourense no era necesario para, un par de días después, decir lo contrario y peatonalizar temporalmente San Lázaro y Bedoya.

Superado el primer estado de alarma, todo volvió a la normalidad, pero lo que debió haber sido una prueba piloto para después ensayar las reformas de calles, ampliación de aceras y medidas de calmado de tráfico para permitir un mayor desahogo para los peatones se quedó en nada, por lo que salvo en zonas puntuales, las aceras de la ciudad no permiten guardar ese 1,5 metros de distancia para poder guardar la mascarilla en el bolsillo. En Vigo, A Coruña, Lugo o, por supuesto, Pontevedra se han sucedido diferentes obras de peatonalización. Maneras distintas de gestionar la nueva realidad marcada por el covid.

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